Crisis del coronavirus

Movilidad y desescalada irán juntas en la petición de Andalucía al Gobierno para pasar a la fase 3 el lunes 8 de junio

La Junta quiere de esta manera afianzar una incipiente recuperación turística

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La playa de la Malagueta en la que no se pueden bañar aún pero sí dar paseos Francis Silva

Stella Benot / J.J. Madueño

El Gobierno andaluz ya tiene la decisión tomada y permitirá la movilidad entre provincias a partir del próximo 8 de junio si se mantienen los datos sanitarios y las provincias pasan a fase 3. Si el Estado le delega las competencias, la Junta tomará la determinación directamente pero si, como ayer dijo el ministro de Transportes José Luis Ábalos, el Estado mantiene esta potestad, lo pedirá oficialmente.

El vicepresidente Juan Marín detalló este lunes en un desayuno informativo que no comprende cómo se impide la movilidad entre provincias andaluzas que tienen el mismo riesgo sanitario y las mismas infraestructuras disponibles. La clave de esta demanda es económica. Marín dió datos de la situación en la que se encuentra el turismo, que había registrado un aumento del 6,4% hasta el 14 de marzo respecto al año anterior en el que se habían batido todos los récords pero «se ha frenado en seco porque la movilidad ha paralizado absolutamente el sector, tanto la interna como la internacional».

El control de la pandemia en Andalucía ha situado a la comunidad como la región del mundo que más reservas de hoteles y apartamentos turísticos ha atraído durante los últimos siete días. «Tenemos indicadores de que habrá una recuperación importante en julio, agosto y septiembre; el turismo de interior tiene reservas del 70% para el mes de agosto y el de sol y playa ha aumentado sus reservas en un 167%».

Está por ver qué pasa con las provincias de Málaga y Granada. Si el Gobierno decide mantenerlas una semana más en la fase 2, la movilidad interprovincial podría retrasarse en toda Andalucía hasta el 15 de junio, lo que aumentaría la tensión en el sector turístico.

Estreno de la segunda fase

Precisamente ayer era el día en que se estrenaban en esta segunda etapa ambas provincias. Pese a ser jornada laboral, quedó patente que hay ganas de normalidad.Reabrieron los centros comerciales con enormes medidas de seguridad, control exhaustivo de aforos y un goteo de clientes deseosos de hacer uso de las tiendas que paulatinamente iban abriendo. Eso sí, con las zonas comunes, como parques infantiles, clausurados.

En la hostelería también han sido más los empresarios que han ido animándose a abrir después de la timidez de aperturas que caracterizó a la fase 1. Se calcula que en esta etapa será ya un 50 por ciento de los establecimientos los que alcen la persiana . Eso sí, todos pensando en avanzar pronto y al unísono con el resto de provincias a la tercera de las fases y con la perentoria necesidad de que también comiencen cuanto antes las visitas de extranjeros. También abrieron algunos hoteles. Entre ellos, el Miramar, el más lujoso de la capital malagueña.

Las playas, igualmente, comenzaron ayer a recibir la llegada de los primeros bañistas, deseosos de recuperar la tradición de untarse en arena y sal después de muchas semanas en que las orillas han sido, como mucho, escenario para dar paseos o trotar.

Sin foráneos y en día de trabajo, no fue necesario el establecimiento de medidas de seguridad para impedir aglomeraciones. Otra cosa será el fin de semana, para el que los ayuntamientos del litoral tienen ya preparadas la adopción de diferentes sistemas de cuadriculado de los arenales y métodos de aviso para saber si una playa está llena.

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