La historia del «negro Pereira» de la Falange: portugués y chófer de Julio Ruiz de Alda
Casado con una sevillana, María Galindo Cano, fue asesinado en la cárcel Modelo de Madrid
En la primera época de la Falange Española, antes de la Guerra Civil, no habría ni dos mil militantes falangistas. Uno de ellos era el negro Antonio Gonzálvez Pereira , nacido en el África portuguesa. Siendo muy joven se alistó en la Legión española, donde ascendió a sargento por méritos de guerra. En 1927 fue condecorado con la Cruz de María Cristina. Así lo explica el abogado madrileño Juan Manuel Cepeda en sus investigaciones históricas «Memoria Azul».
Cuando se licenció de la Legión, pasó a trabajar como chófer para Julio Ruiz de Alda . Probablemente conoció al famoso aviador y militar en Marruecos ya que este fue destinado al Regimiento Mixto con base en Tetuán , con motivo de la Guerra de África. Nombrado ya capitán se traslada a Marruecos como observador en prácticas, terminando el año en la base de Mar Chica. Pero lo que de verdad le dio fama fue su hazaña de 1925 de cruzar el océano Atlántico sur en el hidroavión Plus Ultra, con Ramón Franco, Juan Manuel Durán González y el mecánico Pablo Rada , en un trayecto de más de 10.000 kms. entre Palos de la Frontera (Huelva) y Buenos Aires.
La inmensa lealtad que sentía Pereira por Julio Ruiz de Alda, le llevó a alistarse inmediatamente a la Falange Española desde el momento de su fundación en el Teatro de la Comedia el 29 de octubre de 1933 , en el que junto al famoso héroe del Plus Ultra participaron Alfonso García Valdecasas y por supuesto José Antonio Primo de Rivera . «Desde entonces y hasta su muerte, el “negro Pereira", como se le conocía sin ánimo alguno de ofensa por su raza y color de piel, además de realizar funciones de chófer para Ruiz de Alda, también le prestó voluntariamente sus servicios como escolta o guardaespaldas personal», comenta Cepeda. Antonio Pereira era desde entonces uno de los primeros militantes de la Falange, lo que se conocía en el argot de la época como «camisa vieja» . Estaba además afiliado a la CONS, Central Obrera Nacional-Sindicalista, el sindicato falangista.
El 3 de julio de 1934 fue detenido en Madrid junto con Sinforiano Moldes , un antiguo anarquista afiliado a Falange y la Policía le encuentra una pistola del calibre 7’65 con ocho balas. Tras tomarle declaración fue puesto en libertad, pero a los pocos días es nuevamente encarcelado tras la redada que realiza la Policía en la sede nacional de Falange en el palacete de la calle Marqués de Riscal, que durante mucho tiempo después se convirtió en el Instituto Nacional de la Juventud. Según el abogado madrileño sólo existe una fotografía del «negro Pereira» en una concentración falangista que tuvo lugar en el Aeródromo de Carabanchel. Pereira estaba casado con la sevillana María Galindo Cano y vivía en Madrid en la calle Zurbano 82, una zona de clase media.
Cepeda documenta en sus escritos el 10 de marzo de 1936 cuando es detenido por última vez Pereira y trasladado junto con José Antonio Primo de Rivera, Julio Ruiz de Alda y la plana mayor de la Falange a la Cárcel Modelo de Madrid . Ya iniciada la Guerra Civil, el 22 de agosto del 36, entró una turba de milicianos en la Cárcel Modelo, asesinando a Fernando Primo de Rivera (hermano de José Antonio), Julio Ruiz de Alda, Enrique Matorras y a su compañero y amigo Sinforiano Moldes. A Pereira le disparan y lo dejan mal herido. Fue el doctor Groizard quien intenta curarle junto con Gerardo González Sampedro que tenía conocimientos de enfermería. Pero mientras esto ocurría una miliciana de la CNT se acercó y disparándole con un Mauser, le remató, diciendo «los perros fascistas no merecen vivir». Murió con 32 años.
Meses después, en el interrogatorio del juicio al que fue sometido José Antonio Primo de Rivera en la Cárcel de Alicante, el jurado de la República le preguntó si había tenido un guardaespaldas negro. Primo de Rivera respondió que «el único negro que conozco es Antonio Pereira , que es afiliado y tiene cariño especial o afecto a Ruiz de Alda». Pereira pertenecía de lleno a la historia de esos que no tienen historia, como dejó por escrito Miguel de Unamuno . Hasta que alguien la rescató del olvido. También Pereira, por su singularidad, es memoria.
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