Sergio Ramos durante la inauguración del complejo deportivo
Sergio Ramos durante la inauguración del complejo deportivo - ABC
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La polémica vuelve a las pistas deportivas de Sergio Ramos en Marbella

El futbolista «regaló» a la ciudad el complejo deportivo a cambio de la gestión del parking subterráneo que construyó en el Francisco Norte

MARBELLA Actualizado: Guardar
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Fue un regalo o un peaje, según se mire. Sergio Ramos decidió invertir parte de su fortuna en Marbella. Quería construir un parking, pero tuvo que hacer encima un complejo deportivo que ahora se ve envuelto en la polémica de nuevo. Las peticiones de apertura y los cruces de acusaciones se mantienen en todo lo alto. Los vecinos presionan para que el Francisco Norte entre en funcionamiento, la oposición ha visto una forma de medrar el ánimo del tripartito y el equipo de gobierno echa balones fuera como puede. Ha comenzado una nueva batalla de titulares entorno a las instalaciones que construyera el capitán del Real Madrid.

Lo cierto es que el complejo deportivo, que Sergio Ramos «regaló» a la ciudad de Marbella a cambio de la gestión del parking que había construido, vuelve a estar de actualidad.

Se trata de un recinto que cuenta con cuatro pistas de pádel, una de baloncesto y una de patinaje. La inversión rondó el millón y medio de euros y fue un verdadero quebradero de cabeza para el jugador, que acabó inaugurándolo en 2015.

La obra fue promovida por la sociedad Gestora Mediterránea de Infraestructuras, en la que participa Sergio Ramos con un 30 por ciento del capital. Tras obtener los permisos para el aparcamiento desarrolló una inversión de 10 millones de euros. Se construyeron 684 plazas en dos plantas subterráneas y se abrió al público en 2014. Tras esto, la empresa cumplió lo prometido y cedió las instalaciones que había construido al Consistorio, que las mantiene cerradas desde entonces.

La inversión cerraba uno de los tantos pasajes que Malaya ha dejado en la ciudad. Sergio Ramos enterró con esta inversión uno de los puntos negros que Jesús Gil y sus secuaces habían dejado en la ciudad. El Francisco Norte era un antiguo campo de fútbol, derruido para construir pisos durante el «gilismo». Una decisión que se tomó a pesar de que los terrenos, que habían sido cedidos por la Junta de Andalucía, tenían que dedicarse a uso deportivo. Algo que no se hizo hasta que no llegó Sergio Ramos e hizo el trato que intercambiaba el parking por los equipamientos deportivos.

En lugar de darle el uso para que el que estaban destinados, pasaron a manos del constructor Ávila Rojas –condenado a casi cuatro años de prisión–. Esto desató todo un culebrón de contenciosos judiciales, que llevaron a veinte años de bloqueo y al paso del inmueble a titularidad de un banco. Una entidad que luego lo traspasaría a la empresa del jugador del Real Madrid, que sufrió paralizaciones del proyecto y dudas heredadas de la situación judicial del Francisco Norte.

Pero todo se resolvió cuando la compañía de Sergio Ramos se comprometió a construir un complejo deportivo en el lugar y a mejorar los viales de acceso por algo más de 500.000 euros. Un proyecto que al final le ha costado al jugador cerca de 12 millones de euros y que no acaba de arrancar, para gozo de la polemistas políticos de Marbella.

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