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Nazis, estalinistas y el campeón más joven de ajedrez, universo de la primera novela de José María de Loma

Se estrena en el género con «El mago de Riga», una obra reflexiva e irónica en la que recupera la figura de Mijail Tal

José María de Loma descubre en la novela a un personaje «fascinante» ABC

Pablo Marinetto

Fue uno de esos días de verano en los que la prensa llega con temas ligeros, de esos en los que recrearse. La historia del ajedrecista Mijail Tal cayó en sus manos y la fascinación por el personaje fue tal que su vida es ahora el eje de su primera novela. El periodista José María de Loma se estrena en el género con “El mago de Riga” , una historia en la que navega por temas serios sin renunciar a las dosis irónicas del De Loma columnista.

Es habitual encontrar esos grandes personajes a los que el paso del tiempo acaba diluyendo, como el protagonista de su novela…

Hay muchísimos. En todos los órdenes de la vida. Gente famosa a la que le llega el olvido. La figura de Mijail Tal me fascinó. Fue el campeón del mundo de ajedrez más joven de la historia en los años 60, criado en el orbe soviético e idolatrado en su tiempo y, sin embargo, hay poca información sobre él fuera de lo especializado. No es como Karpov o Kasparov, que a todo el mundo les suena. A Tal le faltaban dedos de una mano y aún así era pianista. También morfinómano, mujeriego, juerguista y muy inteligente.

Podría parecer que «El mago de Riga» es una biografía del personaje.

Es una bioficción. Tenía en la cabeza este tipo de novela. El protagonista podría haber sido alguna figura del fútbol, del atletismo o del mundo de la literatura. La cuestión era descubrir a alguien interesante, fascinante. Me interesa mucho la figura de los grandes ajedrecistas porque son como bichos raros. Personas con mucha capacidad de concentración y muy inteligentes que al estar expuestos a la vista mediática dan la apariencia de excéntricos, retraídos o con tendencia a estar en su mundo. Pero precisamente por eso resultan atrayentes.

¿Qué tiene el ajedrez, que envuelve cualquier historia en ese misticismo?

Es un mundo muy sugerente. Es como la metáfora de la guerra, de la estrategia, del enfrentamiento. Da para mucho…Aún así no es un libro sesudo y no importa si te gusta o no el ajedrez para leerlo.

En las páginas de la novela convive la historia de Mijail Tal con las aventuras del escritor que lo investiga. Realmente se descubren dos personajes.

La obra tiene dos planos. Por un lado, el escritor, que es joven, atolondrado, viaja y le ocurren muchas cosas. Por otro, en capítulos alternos, se va reconstruyendo de manera didáctica la vida de Mijail. Quería meter en la novela las aventuras de escritor. Contar los viajes que hace siguiendo a Tal para escribir su biografía y hacerlo con algo de humor.

¿Hay algo de José María de Loma en ese escritor?

No soy yo. Principalmente, porque él es más joven. También hace cosas que yo no haría, pero indudablemente ha sido creado por mí y, como en casi todos los personajes, siempre hay algo de quien los escribe. Si es cierto que la novela también me ha servido para toparme con personajes que en sí mismos merecerían su propia obra, como Arturo Pomar, que fue un niño prodigio del ajedrez. Lo sacaban en el NO-DO durante el franquismo y el pobre hombre acabó siendo funcionario de Correos y pidiendo permiso para ir a jugar sus partidas.

Los personajes y la historia son en realidad la excusa para navegar por temas serios. ¿Qué encontrará el lector en «El mago de Riga»?

En la novela se refleja el peso del nazismo y del estalinismo que sufrió Mijail Tal. Está la historia de Europa con todas sus sombras y personajes con un destino triste. También sobresalen las propias digresiones del escritor, con sus dudas literarias, sin saber por donde avanzar en la historia y cuestionándose. Se pregunta a quién puede interesarle una novela sobre un ajedrecista letón. Él mismo ve la historia como una tontería, una frikada…

¿A dónde queria llegar?

Hay mucho sobre lo que reflexionar. Lo primero, acerca de las distintas vidas y realidades. Lo diferente que puede ser el destino según donde nazcas o la afición que tengas. En el caso de Mijail, su tío le llevaba a lo que llamaban la Casa de los Pioneros, una institución con actividades recreativas para los chavales que había en casi todas las ciudades soviéticas. Quizá si no le hubieran llevado nunca habría sido ajedrecista. Pero también abarca lo voluble que es el destino o la toma de decisiones. El propio escritor elige entre un montón de personajes que serían novelables. Es un juego de la muñeca rusa, con historias dentro de historias.

¿Cree que cautivará a los lectores habituales del De Loma columnista?

Espero que sí. De parecido con las columnas van a encontrar un intento de tomar el mundo con humor, y de expresar ideas, pero sin pontificar, sin tratar de convencer a nadie. Es una visión del mundo un poco irónica y despegada. Sin solemnidades, porque la vida es demasiado dura y seria como para añadirle penalidades.

En la columna hay mucho de constancia. ¿Cómo ha sido el tránsito a la novela?

Trabajando en un periódico es complicado concretarse en algo de largo aliento. Pero hay que implicarse, llegar a tener cierta obsesión con los personajes y con acabarla. Es muy fácil empezar de manera torrencial y juntar unos cuantos folios, pero en cuento dejas un trabajo los días y las semanas vuelan y retomarla es muy difícil. Precisamente un compañero me decía el otro día que escritores hay muchos, pero gente que termine algo no hay tanta.

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