El Cristo de la Buena Muerte portado por la Legión / F. SILVA
El Cristo de la Buena Muerte portado por la Legión / F. SILVA
SEMANA SANTA

Málaga abraza a la Legión

La entronización del Cristo de la Buena Muerte congrega a miles de malagueños en las calles de la ciudad en la mañana de Jueves Santo

MÁLAGA Actualizado: Guardar
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Miles de malagueños se echaron a la calle en la mañana del Jueves Santo para abrazar a la Legión. Es uno de los actos más insignes de la agenda cofrade y una de las tradiciones más arraigadas en Málaga. La llegada de los legionarios al Puerto de la ciudad empieza con una explosión popular, que llena de gente las calles del recorrido hasta la Plaza de Santo Domingo, donde la Congregación de Mena tiene su sede y el Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora de la Soledad aguardan a la marcial visita. «No sé decir. Hay mucha gente. 10.000, 15.000, quizá más. Hay mucha gente en la calle hoy viendo a la Legión», reconocía la Policía Nacional y Local antes de la llegada de la compañía del Tercio Don Juan de Austria con sede en Viator (Almería).

Los puestos junto a la valla se guardan desde la media noche, en los lugares restringidos para invitados de la Cofradía de Mena, algunos van hasta cinco horas antes para pillar el sitio. Es el caso, por ejemplo, de Bienvenido Doalto, antiguo caballero legionario en 1968 en África. «En el corazón siempre tienes algo que te llama. No me quería morir sin ver al Cristo de la Buena Muerte. La primera vez, entré en una Guardia de Honor y lloré. Lloré tanto, que el teniente Montilla, al mando de la guardia, cerró la capilla y me dejó con los cuatro legionarios que lo custodiaban llorando firme ante el Cristo», recuerda emocionado Doalto, que llega desde Santander a rendir culto a su protector.

No es la única historia tras las vallas. Miguel Ángel Jiménez, ahora hombre de trono del Cristo, es un antiguo legionario y congregante desde la cuna. Tras abandonar el cuerpo, recuerda cómo su bandera se ha marchado a Líbano. En la plaza se cruzan las historias. Los viejos caballeros con los ahora activos. Los que un día estuvieron en el desierto de África con los que ahora se marchan en misión de paz a lejanos países para luchar por la seguridad de Europa. Todos bajo una misma protección. Siempre en manos de un crucificado que es más que una devoción, al que rezan y ante el que los hombres más rudos del ejército español sueltan sus lágrimas en agradecimiento por estar a su lado en los momentos difíciles. «Tengo un infarto y tres baypass. Estoy vivo gracias al Cristo de la Buena Muerte», remarca Juan Moreno, que enseña la cara tatuada del cristo en su brazo.

Y ante ese cúmulo de emociones salió el Cristo de la Buena Muerte elevado por los caballeros legionarios, en un acto presidido por la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, y el jefe de la Fuerza Terrestre, el teniente general Gómez de Salazar Mínguez. Una comitiva oficial con el Ministro de Justicia, Rafael Catalá, y las autoridades regionales, provinciales y locales. Salió bajo los sones del Himno Nacional, después de que se hiciera el cambio de la custodia del estandarte del Cristo con los guiones de los tercios de la Legión. Retumbó «El Novio de la Muerte» en las gargantas de los presentes. Cantaban los veteranos y los activos al unísono mientras el Cristo recogía los 15 banderines del Cuerpo.

El toque de oración rompió el silencio. Tras el himno legionario se hizo miles de personas congregadas enmudecieron en la plaza. El cornetín era una aguada aguja directa al corazón de los presentes. Los guiones se rindieron al Cristo y este fue presentado a Málaga de la mano de los 13 portadores bajo la madera. Camino a la entronización, para que, en la tarde de Jueves Santo, avance por las calles de la ciudad, se entonó «Tercios heróicos» y la Legión gritó «El credo legionario».

Tras esto, el Cristo de la Buena Muerte fue entronizado ante la mirada de Nuestra Señora de la Soledad, custodiada por la Marina. Acabado el acto, Málaga espera en la calle. Los móviles comenzaron a elevarse ante el trono. La Legión rompió filas entre las peticiones de fotos de cientos de personas, que aguardan junto a los autobuses, para captar una imagen con algunos de los soldados que se acercan a Málaga a honrar a su Sagrado Protector.

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