PERFIL

José Gil, el primer bombero de Antequera falleció entre las aguas

Una corriente de agua lo arrastró el domingo de madrugada y su cadáver fue hallado horas después a unos siete kilómetros del lugar donde desapareció

El camnión en el que viajaba José Gil varado junto a la carretera

J.J. Madueño

José Gil era un tipo «servicial». Murió a los 43 años en acto de servicio. En la noche del sábado saltó el aviso en el Parque de Antequera. José se subió al camión. Era conductor. Le acompañaban dos compañeros. Se fueron a una carretera entre Campillos y Teba. Una riada golpeó el vehículo de forma lateral . Lo desplazó y lo echó de la vía. El agua comenzó a entrar. Tapaba el camión. Entraba por la ventana. Cerraron una de ellas y comenzaron a salir por las otra. Los dos compañeros lo consiguieron y se agarraron para aguantar la embestida. José Gil tuvo un «traspiés», según sus compañeros, no pudo agarrarse y acabó arrastrado por el torrente .

Su cuerpo sin vida fue hallado horas después, sobre las 10.00 horas del domingo. Estaba a unos siete kilómetros del lugar del accidente . José tenía 43 años. Deja una mujer y dos hijos. Antequera tendrá tres días de luto por la muerte de este vecino, que era conocido por haberse criado en la ciudad. «Su familia era de un pueblo de la Serranía de Ronda», recuerda uno de sus amigos más íntimos, que recibe el abrazo de sus compañeros y de los amigos que se acercan al parque a presentar sus condolencias y respeto por la figura de este «servidor público».

Fue el primer bombero que entró en el Parque de Antequera . En su taquilla segúían sus cosas de aseo personal y algo de ropa. Es la 001, que acredita su veteranía. «Era una persona que siempre estaba dispuesto a ayudar. Nunca decía que no. Siempre dispuesto a echar una mano en lo que fuera », recuerdan sus amigos, que lo lloran y recuerdan que era un «excelente conductor». «Su filosofía de vida era no molestarse nunca y cuando había que trabajar estaba por delante», apuntan.

El primero de Antequera

Un veterano curtido en mil batallas contra los elementos. Comenzó en los retenes de Antequera en los años 90. Luego pasó al Consorcio del Norte de Málaga y en 2002 fue el primero en integrarse en el Consorcio Provincial de Bomberos. Fue cabo y luego sargento, pero «no le gustaba mandar» .

«No le gustaba. Lo suyo era estar en el tajo», apunta uno de los más veteranos del parque sobre su compañero desaparecido, que recuerda su sentido del humor y su tranquilidad ante la adversidad. «El agua no se lo ha llevado por un impulso o un error. Era una persona que sabía lo que hacía », remarcan sus compañeros, a los que atienden un grupo de psicólogos en pleno parque.

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