Crisis internacional

El infierno de una andaluza en Filipinas atrapada por el coronavirus

María de la Paz Jiménez se fue a una isla paradisíaca para despejar la mente en medio de un tratamiento con antidepresivos, que acabó en pesadilla

Mari Paz en una de sus visitas al aeropuerto de Manila para tratar de coger un vuelo a España ABC

J.J. Madueño

María de la Paz Jiménez sufre una depresión que combate con un tratamiento médico con pastillas recetadas y con viajes al paraíso . Por esto, salió de Málaga hace casi dos semanas rumbo a Nido, una de las islas de Filipinas. Se alojó en un hotel en Palawan en plena naturaleza en la que sólo estaban su casera y ella. Un remanso de paz cuando en España se empezaban a reportar los primeros casos de coronavirus. Allí tenía su mente en paz, hasta que la pandemia llegó a este país y se sumió en un estado de excepción que ha convertido la estancia en una pesadilla .

Pasó de comer fruta en plena naturaleza a estar hacinada con un grupo de franceses, sin dinero ni medicación, en Manila, la capital del país en la que lleva atrapada cuatro días. «Me vine a Manila porque en la embajada me insistieron a que volara aquí para poder ayudarme , pero no ha sido así», explica esta andaluza entre lágrimas desde un hotel de la capital donde está encerrada. «No podemos salir a comprar comida, solo en la calle del hotel. Al salir te fumigan, estamos con guantes y mascarilla, pero la comida la compras en un puesto de la calle , donde te la hacen y sirven con las manos», afirma María de la Paz, que dice que la ayuda de la embajada es nula.

Lamenta haberse movido de Palawan. «Allí estaba segura. Era imposible que me contagiara. Aquí estoy en peligro, en cualquier momento me pueden infectar », señala esta andaluza a la que apenas le queda dinero para la estancia y que está viviendo con un grupo de franceses que ha conocido en la misma situación y que la están ayudando económicamente. «El Gobierno nos ha abandonado. Nos dijeron que nos viniéramos y, al llegar, nos dieron un listado de cuatro hoteles de lujo donde alojarnos , que ya estaban completos», recuerda mientras llora por teléfono y señala que la echan del hotel en el que está.

«Me tengo que cambiar con este grupo de franceses, porque el gobierno filipino está cerrando los hoteles. Ya quedan muy pocos con hueco y la mayoría son por horas usados para la prostitución », recordaba, antes de ser rechazada por no ser francesa en un hotel fletado para los de esta nacionalidad y que el grupo con el que viajaba le consiguiera un pase, mientras llega un vuelo que la pueda repatriar hasta España.

Un vuelo por 3.000 euros

Y ese es otro problema. Perdió el dinero del vuelo de vuelta. «No entiendo cómo Alemania o Francia están poniendo vuelos para llevarse a sus ciudadanos y España no hace nada», lamenta esta viajera, quien dice que los vuelos comerciales pueden costar entre 1.600 y 3.000 euros para salir de Filipinas. «Además, está el riesgo de que cojas un asiento en uno de esos vuelos y se cancele , perdiendo el vuelo, el dinero y la posibilidad de coger otro por los precios», añade Jiménez.

El sábado vio un rayo de luz. La Embajada de España en Manila se puso en contacto con ella para ofrecerle un asiento en vuelo alemán . Se tendría luego que buscar la vida para viajar de Alemania a España, pero ahí hay muchas más facilidades, sobre todo para encontrar su tratamiento médico de antidepresivos, puesto que reconoce que le quedan unas pocas pastillas. A las pocas horas de verse volando para Europa le dicen que el vuelo sale de la Cebu, que está en otra isla a la que no se puede llegar . El gobierno filipino para que la pandemia no se expanda por todas las islas ha cerrado todos los vuelos nacionales entre islas.

Se volvió a quedar, durante unas horas, atrapada en Manila. Un inferno tomado por los militares y las patrullas de desinfección, con una gran masa social hacinada allí. La Embajada le volvió a comunicar el domingo que había un vuelo de Qatar Airways con destino a París . La conexión con Málaga tendría que buscarla por su cuenta, según explica. El vuelo tiene un coste de más de 3.000, pero un cupón de descuento por la emergencia lo deja en 300 euros. Es su última vía para la salida, que está programada para el martes, si no hay cancelación .

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