Denuncian que menores desplazados a otros centros retornan al de Jaén para trapichear

El régimen disciplinario en el centro de protección de menores Carmen de Michelena de Jaén es tan laxo que algunos de los adolescentes desplazados a otros centros de otras provincias españolas han retornado al jiennense. Fuentes consultadas aclaran que el regreso se debe también a que en la capital jiennense tienen ya establecidas zonas para el trapicheo , de las que carecen en los lugares a los que habían sido enviados.

El centro, saturado, se ha convertido en un foco permanente de conflictos. Si bien la gran mayoría de los menores ingresados son chicos pacíficos , hay un grupo, sin embargo, compuesto aproximadamente por media docena de adolescentes, que causan constantes problemas de convivencia. Algunos tan graves como los que obligaron el mes pasado a la Policía Nacional a detener a uno de los adolescentes.

Las llamadas al cuerpo de seguridad del Estado son frecuentes. El día que detuvieron al menor se desplazó hasta en tres ocasiones a instancia de los trabajadores del Carmen de Michelena, que aseguraron que uno de los chicos les amenazó con un arma blanca. Aunque los agentes no hallaron el cuchillo durante la inspección, si constataron la violencia de algunos chicos que, al parecer, se habían drogado con disolvente.

Por su actitud violenta, constatable por ciudadanos que residen cerca del centro, varios de los menores acogidos precisan un programa de modificación de conducta, según asegura una fuente consultada, que admite que la actitud de determinados adolescentes requiere que estén internados en lugares donde se ejerza sobre ellos un mayor control .

De hecho, el régimen abierto del centro de protección de menores facilita las fugas y genera preocupación en el barrio en el que está ubicado, en pleno casco histórico de la ciudad. Respecto a las primeras, el año pasado se fugaron 12 adolescentes . En cuanto al segundo problema, la asociación de vecinos de La Merced ha criticado la ubicación del edificio, por cuanto, a su juicio, afecta a la convivencia de los residentes y perjudica al sector turístico, dada su proximidad a varios de los principales monumentos de la ciudad, entre ellos la Catedral de Jaén.