ARQUEOLOGÍA

La denuncia de un expolio de exvotos de bronce propicia el hallazgo de un santuario ibero en Jaén

La alerta ciudadana motivó una intervención de urgencia para frenar el daño

Exvotos de bronce descubiertos en el santuario ibero Universidad de Jaén

Javier López

La alerta ciudadana por el expolio de exvotos ha propiciado el hallazgo de un santuario ibero . Lo ha dado a conocer el Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica, que lo sitúa en la comarca de la Loma de Úbeda, concretamente en la zona denominada como Haza del Rayo, del municipio jiennense de Sabiote. Y lo vincula al territorio de la antigua ciudad de Cástulo, ubicada en el término de Linares.

Se trata de un espacio de culto ubicado en un punto clave de conexión divisoria de aguas , entre los valles del Guadalquivir y del Guadalimar, que ha localizado este órgano de la Universidad de Jaén tras denunciar la ciudadanía el expolio de figuras de bronce ibéricas en el trazado de la autovía A-32 Linares-Albacete.

Precisamente, el rastreo del trazado de la autovía en construcción, por parte de los expoliadores, fue el detonante de la denuncia pública, que propició una intervención arqueológica de urgencia para frenar el daño y estudiar el sitio de manera integral. «Esta coyuntura ofrecía una oportunidad para abordar de manera sistemática el estudio y caracterización de este nuevo espacio de culto ibero», ha expuesto Carmen Rueda , investigadora del Instituto de Arqueología Ibérica.

El santuario de Haza del Rayo se define como un espacio al aire libre, asociado a la presencia de una laguna en torno a la que se ha documentado un depósito votivo del siglo III antes de Cristo La novedad de este contexto y de los trabajos desarrollados radica, en primer lugar, según la Universidad, en la aplicación de un protocolo de trabajo de fuerte carácter interdisciplinar que ha permitido definir un espacio de culto vinculado al ámbito natural, en el que adquirieron gran importancia hitos del paisaje como la laguna, con un significado simbólico evidente. Un aspecto importante ha sido el estudio centrado en su caracterización.

«Los estudios geoarqueológicos lo han definido como un humedal estacional, con un tamaño conservado de 2.500 metros cuadrados. Por otro lado, los análisis de fitolitos y polen nos ayudan a reconstruir un paisaje de hace 2.400 años . Gracias a ellos sabemos que había gramíneas poáceas y palmáceas, especies características de ambientes húmedos. También árboles propios del bosque mediterráneo, como pinos, robles, acebuches y encinas.

Además, las dataciones realizadas constatan que este humedal estuvo activo entre la Edad del Bronce y la Edad Media. «Esto indica que en época ibérica sería visible y por ello consideramos que formó parte del paisaje sagrado durante el siglo III antes de Cristo», ha explicado Carmen Rueda.

De otro lado, los estudios han permitido la aproximación a un contexto inédito, definido por la presencia de este humedal, en torno al que se depositaban ofrendas , destacando cuantitativamente la presencia de exvotos de bronce, que supone uno de los escasos ejemplos de análisis contextual de estos materiales.

En este sentido, han aparecido figuras femeninas y masculinas semiesquemáticas , en actitudes rituales diversas, relacionadas con prácticas de cohesión, fertilidad y protección. También partes anatómicas (piernas, manos y brazos, así como falos), relacionadas con cultos salutíferos y curativos.

En conjunto, los hallazgos permiten interpretar este espacio como un santuario al aire libre, la sacralización de un paso intermedio en el itinerario ritual que va desde la ciudad de Baecula, situada en el municipio de Santo Tomé, al santuario de la Cueva de la Lobera , ubicada en la población de Castellar.

«Es un hito en el paisaje relacionado con su función de corredor natural y potenciado por la presencia del agua, que debió funcionar como elemento purificador, transformador y sanador. Un santuario vinculado a las fronteras, a las puertas del territorio, viniendo a completar el mapa conocido hasta el momento y poniendo el acento en la complejidad de los paisajes religiosos en el territorio de Cástulo, entre los siglos IV y III antes de Cristo», según Rueda.

Los resultados, contextos y materiales forman parte de la exposición Exvotos Iberos. Paisajes sagrados, peregrinaciones y ritos. Pilar Palazón in memoriam , expuesta en el Museo Íbero de Jaén y en la antigua escuela de Magisterio de Jaén.

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