Doble Crimen de Almonte

Peritos de la defensa explican el hallazgo de ADN del acusado por «contaminación previa» de las toallas

Defienden que su huella llegó por las relaciones sexuales con Olmedo y llegó a estas prendas en el lavado

El único acusado por el doble crimen de Almonte, en una de las sesiones del juicio Alberto Díaz

M. R. Font

Peritos de la defensa de Francisco Javier M.R., acusado por los crímenes de Miguel Ángel Domínguez y su hija María (abril de 2013) han defendido este jueves la hipótesis de que el ADN del presunto autor encontrado en tres toallas de la casa en la que fueron asesinados llegara a estas prendas por transferencia secundaria al haberse contaminado durante el lavado.

La pericial presentada por la defensa - que ejercen Francisco Baena y Juan Ángel Rivera - y clave en su estrategia, dirigida por el catedrático de Medicina Legal y Forense de la Universidad de Granada, José Antonio Lorente, mantiene la hipótesis de que se produjo «una contaminación previa » de las toallas, con el ADN del acusado, con Marianela Olmedo como vehículo transmisor.

Olmedo, madre y mujer de las víctimas, mantenía una relación sentimental oculta y paralela al matrimonio con Miguel Ángel. Los expertos han defendido que en las relaciones sexuales «con sudoración, frote y rozamiento intenso» entre los amantes, que solían mantener en un coche, se producía una transferencia del ADN entre ambos que se impregnaban en las ropas y en el cuerpo de la mujer. La lavadora distribuyó el ADN entre las toallas, defienden. 

Según esta hipótesis, en el lavado se produjo la contaminación del ADN de Francisco Javier, hallado por el Instituto Nacional de Toxicología (INT) en tres toallas de la vivienda, colocadas en sus respectivos sitios en dos baños y limpias de sangre.

La Fiscalía y las acusaciones mantienen que la transferencia se produjo por contacto directo o primario del acusado, al secarse en algún momento tras cometer presuntamente los crímenes. «Esa hipótesis hay que ponerla muy en duda », ha considerado el catedrático para señalar que si el presunto autor se secó en las tres toallas, «para que se halle ADN en tal cantidad y superficie como la hallada, sistemáticamente tiene que producirse un contacto intenso y si existe tal contacto, tiene que haber pelos u otros restos del cuerpo», posición que ha sostenido durante todo el interrogatorio.

Respecto a la persistencia del ADN en las referidas prendas, el perito ha incurrido en alguna contradicción . Al comienzo de la sesión ha afirmado que «el ADN no se degrada con el lavado, queda impregnado aunque se hubiera lavado con lejía y a 40 grados. Está publicado, no lo decimos nosotros». Sin embargo, al final del interrogatorio, ha admitido que sucesivos lavados de una prenda sí contribuyen a degradar el ADN que está depositado en las mismas.

La Fiscalía, representada por Pablo Mora y la acusación en nombre de la familia de las víctimas, que ejerce el letrado Gustavo Arduán , han hecho tambalear el contenido y conclusiones de la pericial de parte al preguntar sobre las pruebas que los peritos han realizado en el caso y sobre las que basan su tesis. En este sentido han preguntado si hicieron y tienen pruebas de que las toallas se lavaron juntas o con otra ropa o de que la pareja mantuviera relaciones en aquellas fechas, preguntas ante las que obtuvieron un no por respuesta. «Construyen ustedes hipótesis sobre elementos hipotético s", ha señalado Arduán.

El juicio continúa con declaraciones de otros peritos de la defensa en su recta final. La semana próxima están previstos los informes finales de las partes, después de un mes de sesiones.

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