Carlos Ballesta, en la sede de la fundación que lleva su nombre en Granada
Carlos Ballesta, en la sede de la fundación que lleva su nombre en Granada - RUIZ DE ALMODÓVAR
ENTREVISTA

Carlos Ballesta: «El 99% de los políticos no se sabe la Constitución; a una limpiadora se le exige»

Un mecenas de la cultura que pugna en Granada y Adnalucía disfruten de sus fondos. No es fácil

GRANADA Actualizado: Guardar
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Carlos Ballesta es un caudal de sabiduría entreverada de sentido común. Este cirujano nacido en Canarias, residencia en Barcelona y media familia en el Albaicín granadino, donde tiene la sede la fundación que lleva su nombre por el patrimonio morisco, opera en medio mundo con una técnica inventada por él que evita que el diabético se tenga que pinchar insulina. Opera y enseña a operar y, por eso, en países como Yemen lo tratan como a uno más de ellos.

Duerme poco para robarle horas al día. Su pasión por la historia le ha llevado también a escribir novelas que indagan en personajes como Diego Hurtado de Mendoza o Beatriz de Salcedo, o en inmuebles como el carmen de Aben Humeya, sede de la Fundación Carlos Ballesta en la que se celebra esta entrevista a la espera de que pueda acoger su extensa colección de arte morisco, actualmente en la capital catalana.

- Es un cirujano apasionado de la divulgación, ¿cómo llega al mundo arte?

- Un médico es una persona con una tendencia humanística, no es un matemático. Pero además yo la tengo muy marcada porque mi familia era muy amante de la cultura y de la lectura. A mí la cirugía me gustaba mucho, mi padre era médico y me volqué con la cirugía pero nunca dejé ni de leer ni de admirar el arte. Estudié en Granada y todo el que estudia en Granada se queda enganchado a la ciudad. Entonces subíamos a la Alhambra y no había tanto control, corríamos por allí como por nuestra casa. Todo eso me ha ido haciendo penetrar en la cultura y llegar a la conclusión que alguna vez he comentado: no me pidas dinero para dar de comer a un niño, pero pídemelo para que le dé un libro.

- De las 2.000 piezas que tiene su colección de patrimonio morisco, ¿cuáles tienen más significado para usted?

- Las piezas en el arte son como los hijos. Cada una tiene su historia y le tienes su cariño. Una cosa es lo económico, pero probablemente ése no sea el mayor valor de la pieza. El mayor valor de la pieza es lo que ha supuesto a la hora de conseguirla.

- ¿En qué momento se encuentra el proyecto de museo en Granada del que se habló para principios de 2015?

- Estamos teniendo muchos problemas con la administración, con Cultura (de la Junta de Andalucía) básicamente. Esta casa es de las pocas moriscas que quedan. La compré en ruinas porque tenía orden de derribo. Yo no la derribé sino que rehíce todo por mi cuenta, no recibí ayuda de ningún tipo. Pero claro, ahora está declarada Bien de Interés Cultural (BIC) y si quieres traerte estas piezas aquí, necesitas hacer unas pequeñas reformas.

- ¿La Junta pone muchas dificultades para este tipo de proyectos en el Albaicín?

- Si yo en vez de querer hacer esto aquí, por el significado de Aben Humeya, el rey de los moriscos que se subleva contra Felipe II, lo quisiera hacer en cualquier palacete del centro, no habría ningún problema, pero no tendría ningún sentido. El 10 por ciento de la exposición va a venir a la Alhambra, y me gustaría que se quedaran ya aquí. Creo que estamos llegando ya al final de la solución de este problema porque sería una pena que todas estas piezas no vinieran a Granada.

- ¿Y es usted optimista?

- Yo siempre he sido optimista. Pero sí tengo claro que si en el plazo de un año no he solucionado el problema, me llevo a Madrid todas las piezas. Porque yo no soy independentista, yo soy español. Y en una hipotética independencia, no me voy a quedar en Cataluña. Tengo centro en Madrid, donde soy un cirujano tan reputado como allí, y en Granada, donde tengo mi corazón y mi alma.

- ¿Falta conocimiento por parte de las autoridades políticas?

- A la limpiadora de un ayuntamiento se le exige que se sepa la Constitución. Si le preguntamos la Constitución a los políticos, el 99 por ciento no se la sabe. Y a la limpiadora, para limpiar el servicio, se la examina de la Constitución.

-¿Cómo valora ese exceso de políticos que no saben hacer las cosas?

- Tú no puedes hacer de la política tu profesión. No se puede coger a un chaval de 16 años que tiene que estar estudiando, y ponerlo ya en las juventudes comunistas del niño Jesús, pongamos por caso. Solo va a pegar carteles y a llevar el botijo, pero sabe que al final tendrá un sueldo. Esa persona no es apta para la vida, es apta para la política. Y segundo no se puede ir de la política porque no tiene donde ir.

- ¿Cree que ha llegado el momento en que esto va a cambiar?

- Sí que va a cambiar, el problema es cómo lo cambiamos. El ser humano es corrupto por naturaleza, de izquierdas, de derechas y medio pensionistas, no se escapa nadie. Ni Cataluña, ni Andalucía, ni Madrid, ni Murcia. Queremos regenerar la política y entran dos partidos políticos nuevos que no son tan nuevos. Uno, que es Ciudadanos, tiene historia en Cataluña, y en el otro (Podemos) están involucrados desde hace muchísimos años bien sea aquí con movimientos sociales bien sea asesorando otros partidos en otros países.

- ¿Qué habría que hacer?

- Lo primero que tenemos que hacer es quitar el aforamiento. No puede ser que en Alemania haya 2 o 3 aforados y en España 200.000. Hasta mi perro está aforado. Esto hay que quitarlo y regenerar porque regenerando la vida política regeneramos la sociedad.

«La Cultura no son los Goy»

- ¿En Andalucía se vive de espaldas al patrimonio?

- En España la cultura no está suficientemente potenciada. La cultura no es el cine, no son los Goya, sino un profesor de Universidad que está investigando. Sí se vive de espaldas y más en Andalucía que tiene una riqueza cultural importantísima. En el museo de la Alhambra, al entrar se encuentran unas patas de brasero califal, del siglo XI, que las compré porque salían de España. A mí no me interesaban personalmente pero a la Alhambra sí. Pudo ser hace tres o cuatro años cuando se compraron.

- ¿Se las iba a llevar un coleccionista de fuera?

- Sí. Se iban para Sotheby’s. Tuve la opción de comprarlas, les llamé (al Patronato de la Alhambra) y me dijeron que en ese momento no tenían presupuesto. Así que propuse hacer una cosa: yo las compro, os las cedo y cuando tengáis dinero me las pagáis. A la fundación le interesa lo que está relacionado con su mundo pero hemos recuperado piezas que se iban fuera.

- ¿Por qué?

- Porque el Estado autoriza cualquier venta y esto no debería ser así desde mi punto de vista. Últimamente se está despertando en este tema pero no hay una ley de Mecenazgo. Se debería favorecer a los mecenas porque se sabe que toda pieza que adquiere un coleccionista en tres generaciones acaba en un museo.

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