OPINIÓN

Valor... ¡Y al plan turístico!

Sería novedoso que Cs, su actual responsable, analice el impacto y por qué se ha demorado tanto el Plan Turístico

El Templo Romano, una de las obras pendientes de remodelación del Plan Turístico VALERIO MERINO
Baltasar López

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El cogobierno municipal PP-Cs se ha fijado el objetivo de tener el convento Regina y el Templo Romano en obras en el primer trimestre de 2020 de forma que intente cumplir el último plazo dado por la Junta para gastar los tres millones que aporta al Plan Turístico (otros dos los pone el Ayuntamiento): el tope está en el próximo verano. Si se culmina en esa fecha, un programa para potenciar un sector clave para la economía local habrá concluido con casi cuatro años de retraso. Los fondos autonómicos no se han perdido porque el Ejecutivo regional le ha concedido a Capitulares más oportunidades que las que le dieron a Platanito . Y si el Consistorio necesitara una cuarta moratoria, salvo impedimentos técnicos, le volverá a echar un capote.

En el bipartito reconocen que, por el estado de bloqueo en que se encontraron los citados proyectos, van «muy justos» para cumplir el plazo límite. Para entender por qué las fechas pueden volver a empitonar al Ayuntamiento, sería bueno hacer memoria. Este plan se firmó en junio de 2014 y el PP, que entonces dirigía Capitulares, no se arrimó a él. Cuando IU lo asumió un año después, se cansó de quejarse de la demora en la ejecución de este paquete de actuaciones, pero, al saltar de los tendidos al ruedo, evidenció que aquello era mucho bicho para tan poco torero.

La desastrosa faena de quien era edil de Turismo, Pedro García (IU), llegó al punto de que la modesta rehabilitación de la Torre de la Inquisición del Alcázar (185.553 euros), para su reforma y hacer un pequeño museo del Santo Oficio, se licitó en diciembre de 2018, dos años y medio después de que él tomara la alternativa en el citado cargo. A todo esto, cierto es, hay que unirle las dificultades que han provocado las empresas adjudicatarias de las obras de Regina (para convertirlo en un contenedor cultural ) y el Templo Romano (para hacerlo visitable) con sus «espantás». Tampoco estuvo el Ayuntamiento de dos orejas y rabo cuando tuvo que reiniciar la rescisión del contrato del convento por errores propios o cuando el edil de Turismo se dedicaba a destacar lo bien que iban los trabajos del Templo Romano, aunque aquello se movía menos que los ojos de Espinete .

Ahora que dicha Concejalía la dirige Cs, debutantes en el cartel municipal, bueno sería que no se limitara a lidiar con lo que queda del plan, que a fecha de febrero, en el último informe oficial conocido, estaba ejecutado al 79% . De la fuerza naranja se espera que traiga cambios al arte de la política. Novedoso sería que, una vez se ejecute el programa, analizara qué beneficios le ha reportado al sector, qué perjuicios ha supuesto su enorme retraso y por qué se ha producido esa demora. No lo plantearán PP, PSOE e IU, acostumbrados a torear de salón con la autocrítica, pero no a lidiar con ella. Por ello, sólo queda escribir una cosa más dedicada a Cs: Valor… ¡Y al Plan Turístico!

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