Investigación

La Universidad de Córdoba investiga cómo frenar un hongo que pudre las patatas

Los expertos académicos, Asaja y los productores unen sus fuerzas para combatir la plaga

Un campo sembrado de patatas ABC

Inma Lopera

Las empresas Crescasa (Crespo Camino S.A.) y Anpasol (Andalucía Patatas del Sol) son líderes en la Vega del Guadalquivir respecto a la producción y exportación de patatas a mercados europeos, con una fuerte presencia en países como Holanda y Alemania . No obstante, en los últimos años, el hongo «Sclerotium rolfsii» , causante de la enfermedad conocida como la podredumbre blanca , está dificultando la comercialización del tubérculo en el mercado internacional, ya que los síntomas aparecen tras la cosecha, durante el almacenamiento o el transporte hacia Europa. Por tanto, «se da la circunstancia de que hay contenedores de patatas que salen aparentemente en buen estado pero que llegan a Alemania completamente infestados , lo que está produciendo reclamaciones y devoluciones del producto», confirma Esther Jiménez, gerente de Anpasol.

Ante esta circunstancia , Asaja, la Universidad de Córdoba y las citadas empresas productoras de patatas han unido sus fuerzas y han creado un grupo operativo, denominado «Estrategias innovadoras para la detección precoz y el control de Sclerotium Rolfsii en patata en Andalucía», con el objetivo de profundizar en el conocimiento de este hong o y establecer medidas preventivas.

«La podredumbre blanca de los tubérculos que causa su depreciación en los mercados se debe a un agente identificado como Sclerotium rolfsii. Se trata de un hongo habitante natural del suelo y patógeno de más de 500 especies vegetales en todo el mundo, especialmente en climas cálidos », explica Luis Roca, doctor de investigación en el Departamento de Agronomía de la Universidad de Córdoba.

El hongo puede afectar tanto a la planta como a su fruto, aunque en el caso de la patata, el daño más importante y el único observado hasta ahora en los cultivos, «se produce en los tubérculos» , precisa el experto, que añade que «estos son infectados a través de heridas o aberturas naturales (lenticelas) que, si bien apenas se aprecian los síntomas tras la recolección, con el tiempo desencadenan la podredumbre interna de la patata, lo que provoca importantes pérdidas de cosecha durante el almacenamiento y el transporte».

El control de la enfermedad «resulta complicado al tratarse de un patógeno de suelo», añade Roca. La prohibición del uso de biocidas para fumigación, el alto coste de la solarización para cultivos de cierta extensión y el limitado efecto de la rotación de cultivos debido al elevado rango de huéspedes del patógeno «hacen que el control tenga que abordarse desde una estrategia de manejo integrado».

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