LA CERA QUE ARDE

El tricornio

Carmen Calvo pide amordazar a la prensa y Rosa Aguilar manda callar a los vecinos

La vicepresidenta Carmen Calvo se pone un tricornio en un acto oficiial
Rafael González

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Que Carmen Calvo se haya colocado en la chorl a un tricornio y haya solicitado un control parlamentario sobre la libertad de prensa , tan libertinajada últimamente, ha sido todo uno. Secuencialmente, primero manifestó su preocupación por las cosas tan alocadas que se publican en los periódicos , los digitales, las radios y las redes, y después se puso el gorro benemérito. Todo ello me ha recordado a un chiste que ahora supone un riesgo contar -venga, me atrevo- y que habla del gitano que se encuentra un tricornio por el campo, que no sabe lo que es, y que cuando se lo coloca en la cabeza, le entra de repente una tremenda mala leche y ganas de arrestar a su compadre. Ya ven, un chascarrillo de otra época. La Benemérita , además, es más garante en la actualidad de las libertades civiles y constitucionales que muchos políticos que cuando llegan al poder lo primero que desean hacer es matar al mensajero. Entiéndaseme lo de matar, que ahora hay que matizarlo todo, porque vivimos en el mundo de los ofendiditos y las ofendiditas.

Que después de que la vicepresidenta egabrense del II Gobierno Feminista de las Españas Subsidiarias solicitara tomar medidas para controlar a la prensa y que me llamaran algunos compañeros para recordarme la cordobesa naturaleza de la señora también fue todo uno. «Podría ser peor», repliqué yo. Y les hablé de Rosa Aguilar . «Podría haber sido peor, sí», me reconocieron, amohinados, mis bromistas camaradas.

Que las mujeres mandan es algo que cualquier ser humano con sentido común puede corroborar. Que no hay tantas como debiera haciéndolo también es verdad. Pero, mandar, mandan. Esta semana ha sido noticia una foto de doñarrosa mandando callar a Juan Andrés de Gracia en una manifestación de alguna movida de esas a las que le mola a De Gracia estar. Juan Andrés es un romántico idealista que todavía ejerce no solo de maestro sino de romántico . Podemos poner en solfa su movimiento ciudadano - escorado a la izquierda , claro, con lo que no es un movimiento global- pero no su espíritu vindicativo que todavía ejerce en las calles y no en los despachos que ya habitó. Y allí que coincidió con su anterior camarada Aguilar y ella le hizo un gesto semiótico muy de tricornio de otras épocas y le dijo alguna cosa que ahora no casaría con el tipo docente y pedagógico de la enseñanza transversal de nuestros días. Da un poco de susto , la verdad. No sabes si se va a tirar la tigresa al cuello del cervatillo, por explicarlo en clave documental de La 2.

Cordobesas Malhumoradas por el Mundo podría ser un magnífico programa televisivo. No apto para el horario infantil, pero entretenido, sin duda. Carmen Calvo se toca con un tricornio y acto seguido ordena que no se publique la foto. Supongo que por eso que ella mismo dijo unos días antes: «la libertad de expresión no lo resiste todo». Pero lo que está claro es que no hay gobierno falso que cien años dure , ni cuerpo que lo resista. Ni tan siquiera los cuerpos de los que sí saben vestir con entereza y honor un tricornio, muchos de ellos caídos por defender una Constitución que sigue permitiendo a Calvo decir chorradas. Y que pagamos los contribuyentes.

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