Opinión

Las trampas al tanatorio

Abstráigase del particular. Imagine que el Ayuntamiento abre una panadería y la pone junto a la que usted regenta. ¿Está seguro de que no movería Roma con Santiago?

Protesta de trabajadores de Tanatorios de Córdoba ante el Ayuntamiento ROLDÁN SERRANO

Rafael Ruiz

Vamos a hacer un ejercicio teórico. Usted tiene una panadería. Vende teleras para ganarse la vida. Se trata de un oficio noble, necesario para la comunidad, pero no es un servicio público. Las administraciones han de realizar unas actividades y tienen un amplio margen para regular sectores productivos, la vida de la gente. Pero las panaderías, precisamente, no se encuentran en ese catálogo. El Ayuntamiento , sin embargo, tiene una empresa pública con problemas. Alguien considera que una buena forma de solventar esos líos de un plumazo es crear una red de panaderías aprovechando, por ejemplo, que tiene un montón de locales ociosos producto, imaginemos, de los embargos tributarios.

No es una posibilidad hipotética. Una de las empresas más conocidas del Estado se llama Paradores. Es una cadena hotelera -un servicio que no se encuentra en la órbita de una administración moderna- que tiene una larga lista de polémicas con las empresas privadas del sector que la consideran competencia desleal. Paradores se creó en los años veinte, bajo la dictadura de Primo de Rivera, por el marqués de la Vega-Inclán . Fue el gran pionero del turismo en España que consideraba que había una gran cantidad de lugares históricos ruinosos con posibilidades para alojar a extranjeros con posibles.

Evidentemente, no estamos en 1928 . Y en Córdoba no es perentoria la creación de panaderías. No cabe, por ende, invocar el principio de subsidiaridad, que es ese que asegura que en presencia de una actividad privada que garantiza las necesidades del ciudadano, no es viable la intervención directa de la Administración . Pero la alcaldesa sigue en sus trece y una de las panaderías municipales se encuentra justo al lado de la suya. Como si Vimcorsa se pusiera hacer chalés en El Brillante , Emacsa vendiese agua embotellada o Sadeco aprovechase su flota de camiones para dar portes. Imagino que su enfado sería monumental.

Pues ese mismo es el caso del sector funerario , una actividad que mueve mucho dinero y donde los intereses son muy fuertes. También las tensiones, particularmente, en lo que concierne al mortuorio del Hospital Reina Sofía. La institución municipal está retorciendo el brazo de la norma hasta detalles nunca vistos en lo que es un proyecto empresarial privado, el del tanatorio de San Rafael, ejercido por una sociedad mercantil pública . Los cementerios son un servicio público obligatorio. Gestionar tanatorios, no. Si una empresa privada hubiese adquirido terrenos en esa misma zona urbana, con sus vecinos y todo, para realizar ese mismo proyecto, las carcajadas hubiesen llegado a Cuenca . Hubiera sido enterrada en papeleo. Por el contrario, se ha producido una interpretación creativa del PGOU , se han usado medias verdades o mentiras de las gordas, y se han gestionado los papeles a la velocidad del rayo por indicación de los altos cargos nombrados por IU , que no se sabe muy bien qué gana con estas trampas al solitario.

La clave de este asunto sobrepasa a los velatorios y las funerarias. La pregunta clave es qué papel ha de jugar el sector público en la economía de la ciudad, no el daño que se le pudiera hacerle a una empresa concreta o a sus trabajadores. En la modesta opinión del que suscribe, Cecosam -que se está extralimitando- y la Gerencia de Urbanismo deberían reflexionar muy seriamente sobre un hecho clave: para qué puñetas fueron creadas . Si el sector de los tanatorios tiene necesidades no cubiertas y existen funerarias o aseguradoras descontentas con el actual servicio, lo obvio es fomentar una mayor oferta que presione a la baja sobre los precios. Facilitar las cosas, abrir procesos competitivos sobre terrenos donde sí sea posible, animar la inversión de terceros. Pero me temo que el Ayuntamiento de Córdoba -lo gobierne quien lo gobierne- no es quién para meterse en éstas.

En tiempos donde «lo público» es una religión incontestable , se ve que hay que explicar lo obvio. Y no. Los informes no se cambian en diez días si no hay alguien que lo ordene. Cuidado con el agua hirviendo, que si se acerca la mano, escalda.

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