EL DEDO EN EL OJO

Sanidad urgente

Lucena vive de espaldas a una sanidad que no tiene, con dos centros de salud (uno obsoleto) sin recursos, medios ni especialidades suficientes

Centro de salud de Lucena ARCHIVO
Mario Flores

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Fue un accidente doméstico sin demasiada importancia. Nada, que un buen amigo mío se clavó un pequeño cristal en la planta del pie y aquello sangraba sin parar . Así que tuvo que acudir al centro de salud donde un enfermero -al parecer bastante desagradable el muchacho- le sugirió suturar la herida con dos puntos. Como mi amigo no veía claro aquello de los puntos tuvo que pensárselo un instante, actitud tan provocativa y chulesca -debió pensar el sanitario- que provocó en el ATS un impertinente: «Pues piénselo rápido que yo tengo trabajo». No sé si en el programa de formación que siguió nuestro enfermero se incluía la asignatura de Psicología Médica pero, si la tuvo, en ese momento le prendió fuego a los apuntes en presencia de un herido.

Mi amigo Abundio, al final, «fuese y no hubo nada» porque no quiso hacer más sangre que la que él vertía por la herida. Y no se puso los puntos. Era domingo por la noche. Agosto. Lucena .

El día siguiente era lunes (obvio) y la herida no había dejado de molestarle, así que intentó, por la tarde (por la mañana trabajaba), buscar auxilio en dos centros médicos … pero estaban cerrados por ser agosto. De este modo tuvo que volver al mismo centro de salud donde trabajaba el suspendido en Psicología Médica . Allí lo esperaba un portero de discoteca para interrogarle si no era él «el de ayer, el que no quiso ponerse los puntos»; pareciera que lo estuvieran esperando para cobrar venganza. Mi amigo, con el sambenito de rebelde ya colocado, le informó de su situación y solicitaba ver al médico o a un ATS (imagino que rezó por que no fuera el mismo botarate). El portero, en amasada venganza contra mi amigo, le escupió a la cara que las curas eran por la mañana y que volviera al día siguiente. Ante la insistencia de Abundio pudo por fin doblegar a aquel servidor público exigiéndole otorgarle su derecho a no morir desangrado en la puerta de un vetusto ambulatorio (esto es una hipérbole; lo de morir, no lo de vetusto ambulatorio). De mala gana le dijo que se sentara y esperase a ver si algún médico podía apiadarse de él porque, si por él fuera, podría irse por donde había venido cojeando. Finalmente fue atendido por un enfermero amigo suyo que pasaba por allí y que tuvo la generosidad de pasarlo a su consulta. Por cierto que este profesional no valoró como necesaria la sutura. ¡Hum...!

Dislates, desafueros e impertinencias aparte, esta historia encierra en sí la tragedia de un pueblo, Lucena, que vive de espaldas a una sanidad que no tiene y complacida su clase política con la precariedad que sufre la segunda población de la provincia tras la capital. 42.511 habitantes -según censo de 2017- deben vivir con miedo la posibilidad de enfermar o sufrir alguna clase de percance porque todo lo que tenemos para asistirnos consiste en dos centros de salud (uno obsoleto) sin recursos, medios ni especialidades suficientes. Y el fin de semana solo queda abierto un servicio de urgencias donde uno siente que si va es para que le hagan un favor de mala gana .

Esta es la joya de la corona de la Junta de Andalucía , una sanidad depauperada, raquítica y obsoleta con la que sacan pecho los barandas del régimen . Y las autoridades locales, por cierto, dejándose embaucar por no sé qué centro socio-sanitario cuya construcción inminente están prestos a anunciar en cuanto se acerquen las elecciones. En cuanto saquen a Queipo de Llano de su tumba esto se va a mejorar mucho. Creo.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación