OBITUARIO

Réquiem por Lolo, el 'sintecho' de la plaza de Las Tendillas de Córdoba

Amigos y comerciantes del Centro colocan flores y velas junto al lugar en el que Manuel pedía dinero desde hace tres años

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Dos conocidos del hombre fallecido, junto a las flores y las velas que lo recuerdan VALERIO MERINO

Rafael A, Aguilar

Lolo , le llamaban Lolo, y en los últimos años se había convertido en parte del paisanaje de la plaza de Las Tendillas de Córdoba . Con un pasado difícil, tormentoso, conflictivo, el hombre , de en torno a 55 años y natural de Cabra , era el primero que saludaba cada mañana a Fernando Romera , el dueño del quiosco de prensa de la embocadura de Gondomar .

«Aquí estaba a las siete cada día. No faltaba. Era una buena persona, de buen trato. Pero tenía sus problemas , él no los ocultaba», asegura el comerciante en su puesto, a unos metros de distancia de la farola en la que un grupo de transeúntes como él han colocado un retrato suyo con la leyenda con la leyenda 'Adiós, amigo', unas flores y unas velas, además de carta de despedida, pues el transeúnte ha perecido esta semana.

No hay quien hable mal de Lolo . Al contrario: todo son elogios a su talante afable y compadecimiento con los problemas con la bebida que arrastraba de acuerdo a los testimonios recabados por ABC .

Juan Francisco León es el administrador del despacho de Lotería Nacional número 4, la del Gato Negro , de Las Tendillas . «Este hombre pasaba aquí todo el día, pidiendo dinero con sus cartones. No le hacía mal a nadie. Le ha pasado de todo. Le han pegado, insultado... Llevaba en la ciudad unos tres o cuatro años, adonde había llegado desde Cabra , de donde era. Allí tenía familia, pero no se llevaba bien con ellos», suscribe León.

Las llamadas a su nieto Paquito

Lolo tenía un nieto, Paquito . «Su hija vive en Barcelona y nos pedía a veces que le dejáramos el móvil para hablar con ella y con el niño», añade el lotero.

Ruth García tiene su puesto de la ONCE también muy cerca de la esquina del centro de Córdoba que Lolo había hecho suya. «Era bueno. Miraba por todo el mundo. No le hacía mal a nadie», sostiene la mujer.

En el vecindario y entre los comerciantes de la zona es sabido que el ' sintecho ' llegó a Córdoba tras separarse de su mujer y de romper relaciones con sus allegados. «Hace poco fue a Cabra porque había muerto su padre y volvió diciendo que la cosa no había mejorado», apostilla el quiosquero Fernando Romera .

«Necesito una ayuda. Estoy enfermo. Vivo en la calle. Muchas gracias», decía el cartel con el que Lolo , apodado ' El gorrión ' en Cabra , pedía la voluntad . Ahora, sus amigos han escrito palabras de recuerdo en su memoria.

«Nunca olvidaremos el tiempo que hemos pasado juntos», sostiene uno de ellos. «Querido Manuel , siempre fuiste un cielo. Por eso te tenía tantísimo cariño», agrega Valeria en otra nota. «Te haré caso y me acordaré de ti cada vez que use ese mechero rojo que me diste», firma Miranda en el último mensaje a un vecino de la calle que se ha ido sin hacer ruido.

Alguien le echó de menos a mediados de esta semana : lo encontraron muerto en la habitación de una pensión de la calle Lucano que había empezado a poder pagarse después de cobrar el ingreso mínimo vital.

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