La cera que arde

La oficina

Departamento de bicicletas aparte, conviene un observatorio

Obras del carril bici entre Vía Augusta y Carretera de Trassierra Valerio Merino
Rafael González

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A nadie escapa que el carril bici ha venido para quedarse . De hecho, se está propagando en estos meses por la muy progresista y sostenible ciudad de las personas que es la nuestra. Vamos saltando operarios y máquinas mientras, implacable, la lengua colorada del carril se va extendiendo por avenidas y calles invitándonos a darle a los pedales por el bien del planeta y de la presión sanguínea. Quien mueve las piernas, mueve el corazón: qué gran lema. Está en el top de eslóganes junto con «Todos los días un plátano, por lo menos…», «Hacienda somos todos», «Si bebes no conduzcas» o, en contraposición, «La elección es bien sencilla: o Moriles, o Montilla».

La concejal Pernichi, delegada municipal de Infraestructuras , ha venido a colaborar con el creativo mundo de los lemas con el estupendo «el niño no es mío» . Es lo que podemos entender cuando ha sido cuestionada por un efecto contraproducente que el carril ecologista está provocando: la tala de árboles . Allá por donde el proyecto/diseño propone la capa asfáltica -o de goma recauchutada- del carril, por ahí que pasa una cuchilla y árbol al garete si éste se interpone al trazado. Dice Pernichi que eso es la Junta , que le da los proyectos cerrados. Como los sobres. O sea, que ni el niño es suyo ni la responsabilidad de los árboles talados . Cuando venga la campaña electoral el año que viene, a ver qué dice Pernichi en el colgadero de medallas campeonas de sostenibilidad y acerado .

Pero de momento no parece muy acorde con el propósito ciclista de transporte verde que al paso del carril caigan árboles como chotos. Es como una ecología esquizoide que por otra parte suele ser el fondo de la izquierda y su postureo : si apalean a una española en Cataluña por quitar lazos amarillos, las Juanas de la vida callan como gallinas. No hay violencia de género donde una facha se dedica a afear los gestos independentistas de las Colaus de turno . Qué cosas. Así que si el ciclismo sostenible requiere acabar con la flora, pues a callar como lémures o culpar al vecino/Junta. De todas maneras, todos los mandatos municipales tienden al arboricidio sostenible, en mayor o menor medida. Los árboles se pudren o enferman por falta de cuidado tras su plantación y foto política de grupo.

Algo tendrá qué decir la Oficina de la Bicicleta , una de las áreas creadas recientemente por el equipo de gobierno de la ciudad de las personas y el carril bici. Dicen los de Ganemos que falta personal , como en el baloncesto. Hay que situar oficinistas en la oficina de la bicicleta. Gente preparada. Camaradas efectivos. Peña que sepa de qué va el asunto de la bicicleta, las asambleas y los malabaristas de semáforo. Ya los vimos hace algunos años abrazando árboles durante la campaña electoral en la plaza de Andalucía . Socios de gobierno, apoyo de mandato.

Y además de oficinistas para la oficina, sería conveniente crear un observatorio para estudiar el impacto del nuevo carril bici sobre la gentrificación y la sororidad . Que hay que colocar a un montón de gente que sabe de qué va realmente esto.

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