Mirar y ver

Otoño y poesía

Cosmopoética, de los balcones cuelgan palabras propiciadoras de emociones al paso

El premio Nobel Wole Soyinka VALERIO MERINO
María Amor Martín

María Amor Martín

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Por las calles se pasea el ‘hombre del paraguas negro ’ porque llueve poesía para ‘la inmensa minoría’. El hombre del paraguas saluda ceremonioso, mientras se quita el bombín, para anunciar que llueven palabras seductoras. Por todos lados llueve poesía en Córdoba, como gotas suaves que amansan el alma o turbulenta borrasca que remueve hasta las entrañas. Cosmopoética , fiel a su finalidad de acercar la poesía, cumple 18 años, aunque ya se hizo mayor al convertirse en un referente a nivel internacional. El verso de Pessoa «Otra vez vuelvo a verte —lema del festival— /ciudad de mi infancia … otra vez sueño aquí», evoca el retorno de este encuentro después de la pandemia, en el que Portugal es país invitado. Por ello, es el rostro de este poeta, el que se transparenta bajo el azul de azulejos portugueses, tema del magnífico mural realizado, con motivo de este evento, por el artista británico asentado en Córdoba , Perry Newberry , en la Cruz del Rastro .

La visión extensa y anchurosa sobre la poesía, que poseen los organizadores, se muestra en el diseño del evento: lecturas poéticas en la evocadora Sala Orive , reflexiones dialogadas de la mano de narradores, fusión de poesía y música, o con la fotografía, espacios para la creación poética, la escritura creativa, la traducción, la edición, y actividades para los más pequeños. Por todos lados han llovido versos durante esta semana en la ciudad, abierta al mundo, contra la tentación de anclarnos en nuestros límites y en el pasado, a través de la voz de autores nacionales e internacionales. De los balcones cuelgan palabras propiciadoras de emociones al paso: «Yo no tuve jazmines hasta llegar a Córdoba », confidencia Juana Castro y 420.000 servilletas de papel impresas con versos iluminan la cotidianeidad en bares, restaurantes y tabernas. Poesía para la «inmensa mayoría», que diría Blas de Otero.

Es de agradecer este desafío cultural. La poesía es la estación de la palabra bella, a donde acudir para poner nombre a sentimientos desconocidos y a lo que acontece. Palabra privilegiada capaz de mostrar la realidad, de comprenderla de manera nueva, íntima y universal, y de provocarla intensamente. Ella es dueña del tiempo, tras el que inexorablemente corremos, y lo detiene cada vez que nos lleva al encuentro con la belleza. Y esto no tiene precio.

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