LA CERA QUE ARDE

La hora

Si Europa cambia el horario nuestras costumbres cordobesas lo harán también, salvo la de dejar obras inacabadas

Reloj de la plaza de las Tendilas junto a la estatua ecuetre del Gran Capitán RAFAEL CARMONA
Rafael González

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Este verano he salido poco afuera porque me he dedicado a pasear por las calles graníticas de la ciudad milenaria a la espera de ser encuestado por alguien de Bruselas . Ningún bruseliano o funcionario belga de la Comunidad Europea se ha acercado a mí -a pesar de ducharme dos veces al día- para preguntarme si estoy de acuerdo en que el horario de verano se quede como está, cambiamos al de invierno para dejarlo fijo o adoptemos el huso horario de las islas Feroe. En Europa se dedican a estas cosas con nuestros impuestos. Y a otras más lúdicas con sindicato o no.

Debo decir que los paseos han sido caminatas de riesgo sorteando trincheras que en un futuro serán carriles-bici o porque el único que me ha encuestado ha sido un calvo con gafas de diseño preguntándome cómo vivo yo la feria de Almedinilla . Mire usted, joven, no tengo el gusto de ir a la feria de Almedinilla y supongo que se vive con mucho calor y rebujitos. Pero ningún funcionario francés me ha cuestionado por la cosa de la hora . Indago un poco más sobre el asunto y resulta que, técnicamente, sólo han preguntado en Alemania . Supongo que porque no querían encontrarse con el muchacho de las gafas marcianas de la tele local preguntándole por la feria de Albendín. Puedo entenderlo. Pero me parece una falta de educación tremenda que aquí cada uno haga de su referéndum un sayo .

Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, además de tener apellido de termo para el agua, es un luxemburgués que ejerce de tal y se dedica a estas cosas, que acaban por afectarnos a todos. Hay quien se ha molestado en ver cómo nos afectaría aquí mismo ese cambio de hora y… atención: en Córdoba amanecería a las 9 de la mañana. Imagínense los autobuses escolares con los antiniebla encendidos y a los chiquillos con ganas de irse otra vez a la cama. O esos polígonos, que ya son un peligro por la mañana esquivando baches, agujeros y vehículos aparcados en triple fila sobre el acerado, cuando a la hora de entrar tengamos que adivinar dónde debería estar el alumbrado que no enciende ni con el actual huso horario.

En contrapartida, en verano también oscurecería antes los cual viene bien para tomarse el vargas anticipadamente en la terracita del bar de la esquina, suponiendo que la Comisión de la Verdad y los Veladores haya dejado alguno vivo. Y en cualquier caso, e independientemente de lo que los alemanes y Bruselas decidan, siempre podemos optar por el huso horario de género, esto es, cada uno puede vivir en el huso horario que le salga de los minuteros . Si su jefe le reclama, siempre le puede alegar que usted es un transtrucho y que sigue el horario de Islandia. Seguro que su jefe entiende y respeta los derechos de los transtruchos y a los islandeses, faltaría más.

No es asunto baladí este del cambio inamovible de la hora. Si se llega a realizar, y todos los alemanes apuntan a que sí, cambiará nuestras cordobesas costumbres bastante, salvo las ancestrales, esto es, remodelar aeropuertos y terminar estadios. Debo irme, que viene otra vez el muchacho de las gafas verdes para preguntarme por mis sensaciones vividas en la feria de Majaneque . Y tengo prisa y me faltan horas.

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