LEYENDAS

El hombre que «fabricó» una nube para que lloviera en Córdoba

En 1410, el marqués de Villena, nieto del rey Enrique II, recaló en la capital donde realizó un experimento para provocar un aguacero

Uno de los libros que escribió el marqués de Villena, que cultivó distintas artes ABC

D.DELGADO

Médico, astrónomo, traductor, teólogo, poeta y...nigromante. El marqués Enrique de Villena , hijo de Pedro de Aragón, condestable de Castilla y II marqués de Villena, y de Juana de Castilla, hija ilegítima de Enrique II de Castilla, fue considerado un mago , un maestro de las artes ocultas allá por el siglo XIV, por lo que muchas de sus obras fueron quemadas. Pocos saben que este personaje recaló en Córdoba, donde realizó un curioso e increíble experimento .

Según recoge un artículo de Gil Montero, publicado en los Boletines de la Real Academia de Córdoba, entre febrero y septiembre de 1410, Villena llegó a la capital para realizar un ensayo que no hubiera podido hacer en Castilla, donde residía, ya que lo hubiesen acusado de brujo .

El marqués, aficionado al ocultismo y a la alquimia, mantuvo un encuentro una veintena de «sabios» y llevó a cabo su propósito: crear una nube y conseguir que lloviera . ¿Qué pasó? Lo que sucedió entonces jamás se sabrá, ya que toda la información relativa al experimento desapareció . Lo único que se ha conservado ha sido una carta en la que sus colaboradores elogiaban el éxito de la prueba a la que el marqués respondió con otra misiva. Pero en ninguna de las dos se aclara el método empleado ni qué sustancias utilizó el nigromante.

Según recoge Emilio Cotarelo y Mori en la biografía «Don Enrique de Villena. Su vida y obras» , la citada carta reza así: «Recordándonos bien quando ante nosotros fecistes descender las palomas que pasaban por el aire volando, é las tomábamos á nuestro placer las que queríamos, dexando las otras por virtud de palabras, é fecistes embermejecer el sol, ansí como si fuese eclipsado , con la piedra heliotropia, é nos contastes cosas por venir, que después avernos visto, con la piedra chelonites, é vos escondistes de nuestra vista, con la hierba andronemo, é congelastes é fijastes el mercurio con la salsedumbre de las aguas agudas que habiades separado, é fecistes tronar é llover dentro en la cámara con el baxillo de arambre en forma de calentador, é: condensastes é congelastes el aire en forma de esphera lucía con el zumo de la hierba y el opio esparcido (i).».

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