Crónicas de Pegoland

Gourmand de grifo

Los de Biocórdoba han organizado una cata de agua de Emacsa. Bravo por ellos

El producto que emana de los grifos puede llegar a sorprender por su variedad de matices VALERIO MERINO
Rafael Ruiz

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Los cachondos de Biocórdoba , porque otra palabra no tiene, han organizado una cata de agua del grifo dirigida por dos expertos. Les prometo por el bienestar de mis seres más queridos que hoy mismo, a las ocho de la tarde en el Molino de Martos , dos profesionales de la cosa van a ayudarles a distinguir los sabores de lo que sale por el grifo de casa, con lo que hacen el cocido o -visto de otra manera- con lo que aplican la higiene a sus partes. Los directores de la sesión, que son los que van a poner orden en la cata, son el catedrático de Nutrición de la Universidad de Córdoba , Rafael Moreno , y el jefe de cocina de Bodegas Campos , Daniel Pla .

El folletillo editado al efecto explica que durante la sesión se conocerán las propiedades nutricionales del agua, su uso protocolario en la mesa o conocer con qué marida. Ya les adelanto yo que para el hipo tonto que da a las cuatro de la mañana, el agua de Emacsa es imbatible. Proponen incluso la realización de cócteles con agua del grifo. En una relación no exhaustiva realizada para esta columna, en colaboración con mi compañera Irene Contreras , apuntamos la palomita (tres partes de anís, chorrillo de agua en copilla), el whisky con agua y algunos cubalibres sospechosos que se sirven en ciertos locales nocturnos de infausto recuerdo.

Mientras escribía estas líneas, como experimento, me dio por comprobar que, a la vista, el agua ofrece un perfecto transparente salvo por el anuncio de Cruzcampo serigrafiado en la superficie del vaso. Leves tonos plateados salían como destellos cuando le daba la luz de los tubos fluorescentes de la redacción del ABC . Tras un par de vueltas, comprobé que el agua tenía pinta, así como hipótesis, de agua. En nariz, sinceramente, no fui capaz de obtener grandes resultados. Acaso un lejano regusto a Fairy producto de un aclarado poco consistente. Contaminaciones, supongo, del envase.

En boca, la temperatura del agua es clave. Porque si está fresca es milagrosa pero la tibia es chunga salvo para los mil millones de chinos que se la toman calentorra. Con el tiempo, buenos cuartos y un pantano realizado a instancias del Cruz Conde al que le van a quitar la calle, en Córdoba tenemos un agua que es un primor comparada con eso que sale por el grifo en otras ciudades. Fino Anguita , según la feliz denominación de la Transición , cuando a don Julio le dio por subir los precios hasta cifras no conocidas. Con la sed precisa, pude notar ciertas notas azucaradas, frutos rojos del bosque y hasta pizcas de vainilla. Los taninos andan un poco altos pero sin llegar a molestar y le dan al agua de nuestros grifos un marchamo de personalidad.

Personalmente, le recomiendo el agua del grifo con unas croquetas de Almodóvar , un lechón frito de Casa Miguel en Cardeña, una ración de gambas de su proveedor habitual e incluso una caña de cerveza fría.

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