Cosmopoética

Cosmolegado, las nuevas voces de la poesía de Córdoba

El certamen cumple 15 años y va creciendo la Cosmogeneración, poetas que entonces eran adolescentes

Alba Moon ABC

Félix Ruiz Cardador

Que Córdoba y la poesía viven un largo idilio es algo conocido en la literatura. En el dorado parnaso español, por decirlo al modo modernista, figuran glorias como Juan de Mena, Luis de Góngora , el Duque de Rivas, Leopoldo de Luis, Concha Lagos, Vicente Núñez o la nómina de Cántico, con el inolvidable Pablo García Baena al frente. Activos hay también autores veteranos que emergieron en la Transición y los 80, como Juana Castro, Paco Gálvez, Carlos Clementson, López Andrada o Manuel Gahete, que ejercen hoy como decanos. Y tras ellos un amplio grupo de autores nacidos en los últimos 60 y los 70 y que en el cambio de siglo protagonizaron un boom, con poetas como Pablo García Casado , el recordado Eduardo García, Pérez Azaústre , Javier Fernández, José Luis Rey, Raúl Alonso, Francisco Onieva, Juan Antonio Bernier, Vicente Luis Mora, Antonio Luis Ginés, José Daniel García, Nacho Montoto y tantísimos otros. Una nómina en la que también se puede incluir a un poeta nacida en los años 80, Elena Medel, que siendo apenas una adolescente sorprendió por el virtuosismo de su primer poemario, «Mi primer bikini».

Ana Castro ABC

Las generaciones se han ido entrelazando, de tal modo que es difícil y a su vez algo artificioso dibujar círculos cerrados. También han creado una geografía poética de la ciudad con lugares que han sido importantes como escenario de recitales, tertulias y talleres. La Casa del Potro, la taberna Fuenseca , la Casa del Ciprés de la calle Tornillo, el desaparecido bar Can Can de Alfaros o el recobrado Limbo de Juan Rufo pertenecen ya a la mitología poética cordobesa. También revistas como la propia «Cántico», «Antorcha de paja», «Zubia» o, más recientemente, «La Bella Varsovia», impulsada por las poetas Elena Medel y Alejandra Vanessa y que, tras convertirse en sello editorial, ha sido en cierto modo un nudo de conexión intergeneracional.

José Ignacio Fernández ABC

Cosmopoética , que ahora cumple 15 años, parecía significar por eso mismo un colofón a todo ese amor que en Córdoba se respira por la poesía. Es decir, que una ciudad en la que pegas una patada a una piedra y te salen diez poetas -que es lo que el escritor Salman Rushdie decía de Nicaragua- parece razonable que tenga uno de los festivales poéticos más importantes de España. Lo curioso además es que la misma Cosmopoética, unida a otras actividades tan interesantes como la UCOpoética que impulsa en la Univerisidad el escritor y editor Javier Fernández, han alimentado una nueva generación de poetas cordobeses, nacidos muchos de ellos a finales de los 80 y ya en los 90, por lo que apenas eran adolescentes cuando Cosmopoética comenzó.

Ese es el Cosmolegado o lo que podría llamarse también la Cosmogeneración, ya que muchos de ellos se han formado en los talleres del propio festival. El añorado Nacho Montoto, fallecido en 2017 a los 37 años, hizo en 2015 una primera antología de esta hornada poética, titulada «La punta del iceberg», y en la que aparecían nombres como María González, Jesús Leirós , Ana Castro, Ángel de la Torre, José Ignacio Fernández, Carmen Rocamora, Alba Moon, Estefanía Cabello o Selene Urbano, todos los cuales tenían entonces menos de 30 años. A esa lista que con buena mano elaboró Montoto se pueden añadir además otros dos poetas que han causado fuerte impacto en los últimos años, como son María Sánchez o Félix Moyano . La Cosmogeneración sigue así creciendo, publica ya sus primeros libros, como el exitoso «Cuaderno de campo» de María Sánchez, y los premios van llegando para ellos. Por ejemplo, Nacional de la Juventud para la propia María Sánchez, el Juana Castro y el Solienses para la pozoalbense Ana Castro, el Gloria Fuertes y el Valencia Nova para la cordobesa Estefanía Cabello o el Villa de Peligros para el lucentino Ángel de la Torre y para el peñarriblense Félix Moyano, ganador también del premio Valparaiso.

Félix Moyano ABC

Definirlos como generación es complicado, pues como explica la propia Estefanía Cabello en estos tiempos de globalización y redes sociales, de los que ella parece recelar bastante, no se dan ya los vínculos generacionales, las adscripciones estéticas o el trato personal de otros tiempos. Aun así, hay lazos comunes, y quizá no tanto en lo estético sino tal vez lo ético y en el perfil biográfico. Alba Moon explica por ejemplo que en la temática existe una preocupación central «por el presente y lo cotidiano» y una intención a menudo de transmitir «un mensaje».

En cuanto al perfil biográfico , poco queda en estos jóvenes de la vieja imagen de poeta bohemio que se fijó hace un siglo, cuando cundían los cafetines literarios y los sablazos. La nómina de la Cosmogeneración luce por contra brillantísimos currículum universitarios. Muchos de ellos son licenciados en alguna especialidad filológica, como es el caso de Estefanía Cabello, Félix Moyano , Ángel de la Torre o Alba Moon. Ana Castro es por su parte periodista; María Sánchez, veterinaria de campo; Carmen Rocamora, bailarina y profesora de danza; Jesús Leirós, diplomado en Magisterio; y María González, licenciada en Escenografía por la ESAD. Vidas por tanto de estudio , alejadas de cualquier tópico romántico.

Estefanía Cabello ABC

Común igualmente es la sensación de que el crecer en una ciudad y una provincia con tanta tradición poética tan intensa les ha sido ventajoso y les ha permitido tener como referentes a poetas muy admirados por algunos de ellos como Pablo García Casado , al que citan varios como referente, o Juana Castro, fundamental en la poesía de su paisana Ana Castro . Da la sensación de que aquí no ha habido rebelión alguna contra la generación inmediatamente anterior, sino que existe, como explica la poeta Ana Castro, la armónica «figura del testigo». O sea, esos escritores que ofrecen su magisterio en talleres y libros como el mítico «Escribir un poema» (2007) de Eduardo García y que sirven de eslabón intergeneracional.

María Sánchez ABC

Con algo más de distancia, pero con respeto, ven por último estos jóvenes creadores a sus bisabuelos metafóricos, los poetas de Cántico. Estefanía Cabello y Félix Moyano reconocen por ejemplo que los leen y admiran, aunque el propio Moyano explica que «no es lo habitual». Se tiende a pensar de hecho que su barroquismo está ya superado y que sus propuestas poéticas son hoy inasumibles. Aun así, y aunque en estos tiempos sea fácil dar a conocer un poema a cientos de personas gracias a la inmediatez de las redes sociales, la mitología del libro impreso sí que permanece en estos escritores, que coinciden en señalar que el sueño de cualquier poeta de hoy sigue siendo el mismo de siempre: publicar sus versos en papel. Una ambición que ya tenían en su época viejos letraheridos como Góngora o el lucentino Barahona de Soto y que aún pervive en una provincia marcada a fuego por la poesía gracias al aporte de numerosas generaciones, que ahora se enriquece con los poemas de esta Cosmogeneración.

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