Patrimonio

El convento de Santa Cruz de Córdoba avanza hacia el 40 % de sus edificios restaurados

Las religiosas clarisas terminan la recuperación de la Casa Triana, que estaba en ruinas y ahora acogerá celdas y el obrador para los dulces

Patio de la Casa Triana, recién restaurada en el convento de Santa Cruz de Córdoba Rafael Carmona
Luis Miranda

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El convento de Santa Cruz ya no tiene riesgo de ruina . Todavía hay algunas zonas apuntaladas, pero a lo largo de su amplia extensión , distribuida en edificios unidos entre sí que se llaman casas, abundan ya los que están restaurados y a la espera de un nuevo uso.

El arquitecto Francisco Vázquez Teja es el responsable de todos los trabajos de restauración del monasterio de clarisas que está entre las calles Agustín Moreno y Valderrama, en el barrio de Santiago , y guía por la última de las actuaciones: la restauración de la conocida como Casa Triana .

Las obras se iniciaron en la primavera de 2019 y lo que en las fotografías antiguas era precariedad y amenaza de ruina ahora es un edificio sólido que conserva en la planta superior las galerías de madera. Probablemente sean, dice el arquitecto, del siglo XVI. Las obras han servido para consolidar toda la zona, para renovar el pavimento con nuevas baldosas y para dar una utilidad a este espacio.

El criterio es claro: la restauración del convento conocido por muchos cordobeses como de Santa Gema por la imagen que allí se venera será sobre todo en zonas con mucho interés artístico e histórico o que sean necesarias para la vida de las religiosas y para el trabajo que hacen.

Una de las portadas del convento de Santa Cruz Rafael Carmona

La Casa Triana cumple con los dos requisitos. En la zona alta se han preparado celdas para que las habiten las monjas clarisas, que en la actualidad son nueve más una que está entre un convento de Badajoz y el de la calle Agustín Moreno.

La inversión ha sido de 350.000 euros que ha costeado la comunidad al completo. Como casi todo, apunta el arquitecto, porque la mayor parte de las obras las han pagado las religiosas. «Tuvieron algún ingreso extroardinario con el cierre del convento de Santa Isabel , que era también de clarisas, y por el que llegaron aquí dos religiosas», cuenta el arquitecto.

En esta zona estará también uno de sus principales medios de sustento: el obrador de dulces . La obra de construcción ya ha terminado y el arquitecto muestra cómo ha tenido que alicatarse en parte para cumplir con la normativa sanitaria. Ahora es una habitación vacía con las tomas de corriente, pero en unos meses se habrá trasladado toda la maquinaria para la fabricación. No sólo supondrá la utilización de este espacio, sino liberar la zona en la que ahora está.

El obrador ocupa actualmente el antiguo refectorio , el lugar en que comían las religiosas, y sobre todo la capilla de Nuestra Señora de Belén , una pieza de gran interés artístico que ahora volverá a quedar libre. «Los retablos se han tapado y protegido durante este tiempo», aclaró el arquitecto sobre este espacio.

Compás del convento y entrada a la iglesia Rafael Carmona

El otro es la lavandería , que ocupa lo que se llamó la Casa Valderrama . Es la zona situada justo al sur. Como gran parte de la sociedad, las religiosas sufrieron las consecuencias económicas del coronavirus y del confinamiento, ya que los principales clientes de este servicio son hoteles y restaurantes , y tuvieron que permanecer cerrados y con importantes restricciones durante mucho tiempo. Ahora comienza la recuperación.

Los siguientes trabajos tienen que seguir por otra de las casas del convento de religiosas franciscanas: la del torno, que da a la calle Valderrama, y la zona que habitan las monjas. Allí se tiene que intervenir en un pequeño tejado , bastante antiguo, que tiene riesgo de desprendimiento.

Francisco Vázquez Teja muestra cómo permanece apuntalado hasta que se pueda realizar la obra en la que se conseguirá que se mantenga en pie esta zona. Los últimos trabajos en la Casa Triana suponen el avance de unas restauraciones que ahora mismo suponen entre el 30 y el 40 por ciento del total del conjunto, y que han renovado mucho del patrimonio del monasterio.

El cambio es sustancial, porque en 2009 las clarisas pidieron el cierre del convento por falta de vocaciones y por las dificultades para mantener un conjunto tan amplio -en algún momento llegó hasta el Guadalquivir- como valioso en lo patrimonial.

En tiempos el convento llegó a tener hasta 50 y 60 religiosas y necesitaban mucho espacio, recordó Francisco Vázquez Teja, porque toda la vida la hacían entre sus muros . Eran monjas de clausura y lo que necesitaban debía estar siempre allí. Por eso eran necesarias tantas casas.

Por eso el recorrido de la visita llega hasta el compás del convento , situado entre la portada que da a la calle Agustín Moreno y la entrada a la iglesia.

Casa del Torno, donde se actuará en los próximos meses Rafael Carmona

Es una de las dos actuaciones que se financió con ayuda del Ayuntamiento, que invirtió 37.125 euros en la recuperación del pavimento y del bolo cordobés para el patio. Allí se construyó una hospedería con varias habitaciones para las personas que desean un retiro y muy cerca se encuentra el Palacete Barroco .

Allí se llevó a cabo una de las obras más importantes, que se benefició de la ayuda del Ministerio de Fomento dentro del programa del 1,5% Cultural. El Gobierno aportó 360.000 euros para la restauración de este edificio, el 65 por ciento del coste total.

La apertura del patio y del Palacete Barroco está a la espera de que un acuerdo con el Ayuntamiento haga posible las visitas

En sentido de estos trabajos es conseguir, en un futuro próximo, que este edificio del siglo XVIII se pueda visitar dentro de la ruta de patios conventuales en la que trabaja el Ayuntamiento. Todo depende de un convenio que se tiene que firmar entre el Consistorio y las religiosas, y que ha sufrido un retraso debido a los efectos de la pandemia.

Cuando se haga, se convertirá en un activo patrimonial más de la ciudad a la espera de integrarse incluso en la ruta de las iglesias fernandinas , ya que se cuenta entre dos de ellas: San Pedro y Santiago.

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