Bloque en Reino Unido

Un camionero de Córdoba, atrapado en Dover: «La policía detiene a los que se ponen más nerviosos y echa a los periodistas»

Rafael Rojano lleva tres días parado a 8 kilómetros del puerto británico y admite a ABC estar «bajo de ánimo» y provisiones

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Rafael Rojano delante de su camión este miércoles en la M-20 con la fila de vehículos parados a su espalda ABC
Francisco Poyato

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Rafael Rojano es un camionero cordobés de 45 años que lleva tres días parado en el entorno de Folkestone, el pueblo británico al que pertenece el puerto de Dover , como otros tantos miles y miles de transportistas. Está a ocho kilómetros del paso fronterizo del eurotúnel hacia Calais (Francia) apostado en la M-20. Ahí lleva tres días y los víveres empiezan a escasear , mientras que el nerviosismo y los ánimos encrespados sobran .

Trabaja en una empresa cordobesa de transporte que se encarga de llevar importante mercancía agrolaimentaria o metalúrgica de grandes fábricas en Andalucía por toda Europa Occidental. El domingo, cuando se estaba acercando a Dover recibió la comunicación del cierre de fronteras, y ahí empezó un calvario del que no sabe cuándo habrá resolución. En Baena, su pueblo natal , esperan su mujer y sus dos hijos de 19 y 16 años.

Aspecto que presenta la M-20 este miércoles donde se encuentra el camionero cordobés ABC

« En casa mi mujer está regular , me llama continuamente. Yo ya les dije que no me esperasen ni para Nochebuena ni Navidad. Cuando salga de aquí tardaré casi tres días en llegar a mi casa. La incertidumbre es absoluta », relata a ABC este joven camionero con muchos kilómetros de experiencia, aunque jamás había vivido nada así.

Los nervios están a flor de piel . Está apostad en una hilera de camiones kilométrica que adosa ambos márgenes de la M-20 dejando el espacio central vacío. A las 6.00 horas, un camión de bomberos pasa con las sirenas para despertales . Un café al estómago y a bajar al asfalto para comentar, de la manera que se puede por la disparidad de idiomas, lo que sucede. Sus compañeros de «aventura» son un finlandés, un italiano, un belga y dos españoles que hay algunos vehículos más arriba.

«Lo peor es la incertidumbre, lo mejor la solidaridad entre nosotros. Estoy intentando buscar a un policía que me lleve a comprar comida »

Cuando la policía pasa por la zona, los camioneros, que no cesan de montar ruidosas pitadas en la carretera, los paran, les preguntan y la tensión se incrementa. «Los policías detienen a los que se ponen más nerviosos de lo normal . Ayer llegaron unos periodistas delante de mi camión y empezaron a grabar y los echaron directamente».

Rafael llevaba comida para 4 ó 5 días antes del cerrojazo. Han ido consumiendo pero, sobre todo, han ido repartiendo porque había «compañeros que iban con lo justo y estaban pasando necesidad, ahora me estoy quedando sin nada . Aunque los ingleses nos han dado algo de arroz y galletas , lo más cercano para comprar comida está a 5 kilómetros, y estoy intentando algún policía me lleve a ese punto que he visto en Google Maps para que pueda comprar».

Rafael fotografía la hilera de camiones apostados en la autovía donde se encuentra ABC

No puede asearse, de hecho lleva tres días sin hacerlo. La Policía sólo ha colocado servicios portátiles en los bordes de la carretera. «Estoy un poco bajo de ánimo, sabiendo que las fiestas las voy a pasar aquí y mi familia está más nerviosa que yo porque no saben cómo estoy». Tiene a otro compañero de la misma empresa -que no quiere dar su nombre por el temor al impacto con los clientes- atrapado a 30 kilómetros del punto en el que está. Otro tuvo más suerte y el domingo pasó hacia Calais antes de que cerraran las fronteras.

Hace mucho frío y la rutina de estos días le hace guarecerse en la cabina del camión cuando llegan las siete de la tarde y oscurece . A ver una película en el móvil y escuchar la radio y a domir. Luego el camión de bomberos hace de despertador a las 6.00 horas, bajan a pasar la mañana, intentar conseguir comida para el almuerzo y a pescar alguna noticia fresca que le levante la moral.

Otra perspectiva de la cola de camiones a pocos kilómetros del paso fronterizo ABC

Cuando a Rafael Rojano se le pregunta qué es lo peor que ha vivido hasta ahora, responde: «La incertidumbre de estar aquí sin saber qué pasará, salir del camión para mirar, a ver si se mueven los camiones, qué pasa con la policía». Al otro lado de la balanza, este joven camionero cordobés señala que «vas conociendo a compañeros, hablamos entre unos y otros; no nos entendemos bien, pero hablamos como podemos y nos ayudamos . Sin pan, tabaco, fruta..., repartimos lo que hay, la solidaridad reina».

Apenas diez minutos antes de hablar con ABC, ha recibido una llamada de un representante de su empresa en el que le ha comunicado que este miércoles parece que han empezado a levantar el cierre, «pero nos tienen que hacer un test antígenos, el Ejército se iba a encargar de ello con carpas apostadas en el puerto. El que dé negativo pasará, pero tampoco sabemos si van a cobrar los test o no», reflexiona con mucha inquietud.

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