Perdonen las molestias

Así pasen dos milenios

Los museos cerrados de Córdoba, sea cual sea la razón, deberían ser un atractivo turístico

'Un ascenso más que merecido', por Baltasar López

El Alcázar, cerrado Rafael Carmona
Aristóteles Moreno

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YA antes de que Claudio Marcelo pusiera la primera piedra de Córdoba hace la tira de años, los museos municipales cerraban sus puertas los puentes y fiestas de guardar. Podríamos decir sin riesgo a equivocarnos, por consiguiente, que Córdoba misma se levantó sobre una huelga de empleados de los museos municipales. Todo lo que ha venido después ha sido un interminable conflicto laboral de tres pares de narices.

Lo acabamos de verificar nuevamente durante la Semana Santa que acaba de terminar. Miles de turistas abarrotaron Córdoba , llenaron sus hoteles, colapsaron sus bares , saturaron sus plazas, ocuparon sus calles y se dieron de bruces con un conflicto laboral que dura ya dos milenios en los museos municipales. Nada nuevo bajo el sol, que diría Claudio Marcelo.

De manera que en los días de mayor afluencia turística de Córdoba ni el Alcázar , ni los Baños Califales, ni el Museo Julio Romero de Torres, ni el Taurino, ni la Posada del Potro abren sus puertas. Lo que viene siendo ya una tradición más antigua que el hilo negro. Tanto que cualquier día los tour operadores de todo el planeta acabarán vendiendo como reclamo cultural de Córdoba la gran Mezquita Aljama y el cerrojazo de sus museos municipales.

Da igual que gobierne este o aquel partido político, al amparo de esta o aquella coalición electoral, bajo una u otra fórmula de alianza programática. En salmuera o en vinagreta , al derecho o al revés, los museos municipales chapan sus puertas en los días señalaítos se ponga como se ponga el concejal correspondiente. Y mira que hemos visto promesas y negociaciones de todos los colores, comisiones de estudio, reuniones a tres bandas, comités de empresa, asambleas generales y acuerdos sindicales para alicatar las naves de Colecor.

Pero hay realidades que son inamovibles así pasen los milenios y los alcaldes por Capitulares . Por mucho que usted crea que todo es cuestión de aumentar la plantilla municipal y cuadrar los turnos como dios manda. Pues no. Hay nudos que no desata la lógica. Que forman parte del paisaje y de las tradiciones inmortales de un pueblo. Así que vengan a Córdoba. Y admiren su gran Mezquita Aljama y el incomparable misterio de sus museos municipales.

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