Perdonen las molestias

Comprensión lectora

La autoridad judicial que pone en la calle a un maltratador, reincidente, tiene un grave problema

Moratones y heridas en el brazo de la menor víctima de maltrato ABC
Aristóteles Moreno

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Sabemos que un joven que atiende a las iniciales de J.D.G . llegó a la Comisaría de Córdoba el miércoles 6 de abril. Que accedió al recinto policial a una hora no precisa de la mañana y que inició los trámites para la renovación del DNI . Sabemos que la Policía lo identificó como el presunto agresor de una salvaje paliza a una muchacha de 17 años en Jerez . Que la trituró a golpes, la arrastró por el suelo, le mordió las extremidades, la pisó con saña y la amenazó de muerte en una macabra sesión de tortura que duró dos horas y media.

Sabemos que para salvar su vida, la víctima convenció a su agresor de que guardaría silencio ante su familia y que inventaría un imaginario ataque de dos moros (sí, dos moros) para exculparlo. Que en la calle se cruzaron con el hermano de la muchacha y que el verdugo se dio a la fuga. También sabemos que la víctima vomitó sangre y que tuvo que ser ingresada en el hospital ante el deplorable paisaje de hematomas y mordeduras que presentaba la superficie martirizada de su cuerpo.

Sabemos que el inefable maltratador ya ostentaba en su intachable currículo una condena por agresión a otra menor, a quien fustigó física y psicológicamente durante tres años. Que aquella víctima tuvo que ser protegida y tutelada en un piso de menores y que hoy permanece escondida fuera de Jerez porque la orden de alejamiento no ha sido renovada por el juez. También sabemos que el individuo cuyo nombre solo conocemos por sus iniciales cumplió otra condena de dos años en un centro de menores por maltratar a su madre. Cuando fue puesto en libertad, para completar su gran obra inhumana, la apuñaló, según informó este mismo periódico en una noticia que nos abre serios interrogantes sobre la verdadera naturaleza de nuestra especie.

Leídos todos estos antecedentes de hecho y conociendo los fundamentos jurídicos de que dispone la ley, solo nos caben dos hipótesis. O el catálogo de horrores protagonizado por el sujeto en cuestión es una «fake news» de libro o la autoridad judicial que ordenó el miércoles pasado su puesta en libertad tiene un grave problema de comprensión lectora.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación