Fernando Reinares (Logroño, 1960) atesora un currículum fuera de serie. Es catedrático de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos, investigador principal de Terrorismo Internacional en el Real Instituto Elcano y adjunct professor de Estudios de Seguridad en la Universidad de Georgetown (Washington DC). Ha impartido la docencia en universidades tan prestigiosas como Florencia, Stanford, Oxford o Tel Aviv, y ha sido condecorado con la Cruz al Mérito Militar (2009) y la Cruz al Mérito Policial (2012). Acaba de publicar su nuevo libro, '¡Matadlos!', en el que aporta luz a los atentados del 11-M.
-'¡Matadlos!' resume un trabajo de más de cinco años de intensa investigación. ¿Cómo comenzó todo?
-Tiempo después de la sentencia de la Audiencia Nacional, comencé a investigar la trayectoria de un individuo, vinculado tiempo atrás con España, y que había ocupado un alto cargo en la cúspide de Al-Qaída. Era Amer Azizi, pieza clave en los atentados terroristas de Madrid.
-Retrocedamos en el tiempo.
-En 1994, Al-Qaída estableció en España una célula terrorista liderada por Abu Dahdah, que fue desmantelada en noviembre de 2001, en la denominada 'Operación dátil'. Sin embargo, seis de sus miembros no llegaron a ser detenidos: Mustafa Mymouni, Driss Chebli, Serhane ben Abbelmajid 'El Tunecino', Said Berraj, Jamal Zougam y el mencionado Azizi, este último fuera de España.
-Nos encontramos dos meses después del 11-S en Estados Unidos.
-Claro, es que Abu Dahdah mantenía, desde 1990, una relación directa con Mohamed Atta, cabecilla de los atentados de Nueva York y Washington, lo que precipitó la 'Operación dátil' en nuestro país.
Cumbre decisiva en Karachi
-Pero la célula española pronto se reconstruye...
-De hecho, los atentados del 11-M fueron ideados a finales de 2001, precisamente como venganza por la 'Operación dátil'. La decisión se tomó en diciembre de 2001 en Karachi, Pakistán, instigada por Azizi. Amer Azizi se había establecido en España en 1994 y contraído matrimonio con la española Raquel Burgos, que se convirtió al Islam.
-Azizi había medrado mucho en el escalafón de Al Qaida, ¿no?
-Era adjunto al jefe de operaciones externas del grupo terrorista liderado por Osama bin Laden, de ahí su ascendiente a la hora de señalar objetivos. De hecho, la orden de atacar suelo español fue ratificada por los líderes de Al-Qaída, primero en Estambul, en 2002, y después, a finales de 2003, aprovechando el contexto de la Guerra de Irak.
-¿Y cómo se planificaron los atentados de Madrid?
-Tras su desarticulación, la célula terrorista se reconstruyó bajo la supervisión de Azizi, que finalmente regresó a España en 2003. Formaban parte de ella, entre otros, los cinco miembros de Abu Dahdah que no habían sido detenidos y militantes del Grupo Islámico Combatiente Marroquí, a los que se unió una banda de delincuentes comunes, implicada en negocios de droga, y liderada por Jamal Ahmidan, alias 'El Chino'.
-Y, entonces, ¿todas las especulaciones sobre el 11-M y su vinculación con la Guerra de Irak, las elecciones generales del 14 de marzo, la banda terrorista ETA...?
-Ni invasión de Irak ni ETA. Como digo, la decisión de atentar tiene su origen en la venganza y se tomó en Karachi en 2001. La masacre del 11-M se decidió mucho antes de que Bush se planteara la invasión de Irak; incluso, la fecha del 11 de marzo se fijó antes de que el Gobierno de España convocara la elecciones generales del 14 de marzo de 2004.
-Sin embargo, la Guerra de Irak pasaba por allí, ¿no?
-Dentro de la estrategia de Al-Qaída, la decisión de invadir Irak supuso una razón más para reforzar su estrategia de locura fanática, pero no fue ni el origen ni la causa.
-¿Y qué fue de Azizi?
-Murió el 1 de diciembre de 2005 por un misil lanzado desde un avión sin piloto norteamericano contra un edificio en la región de Waziristán del Norte. En el ataque también falleció Hamza Rabia, jefe de las operaciones externas de Al-Qaída, del que Azizi llegó a ser brazo derecho.
-¿Podría haberse evitado el 11-M?
-Si las distintas unidades del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil, como las de la lucha antiterrorista, el comercio ilícito de explosivos o el tráfico de drogas hubieran cruzado sus datos, seguro que hubieran saltado todas las alarmas. El atentado fue posible debido a la escasa cooperación internacional y a la falta de adaptación de España y de Europa, en sus estructuras de seguridad interior, frente a un terrorismo diferente.
-Muchas cosas han cambiado.
-Por suerte. En enero de 2008, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y la cooperación intergubernamental evitaron un atentado en el metro de Barcelona, donde los terroristas tenían previsto detonar sucesivos artefactos, usando comandos suicidas para asegurar una elevada letalidad. Además, España ha puesto en marcha nueva legislación y ha dotado a sus estructuras de más medios en la lucha contra el terrorismo integrista.
-¿Ha sido un trabajo duro?
-Mucho, tanto intelectual como emocionalmente. He analizado documentación en Reino Unido, Estados Unidos, Turquía, Italia, Serbia o Marruecos, además de reunirme con miembros de los servicios de seguridad e inteligencia de varios países que trabajan o han trabajado en Francia, Libia, Pakistán o Indonesia, además de la propia Al-Qaída.
-El libro tiene su colofón en el valle de San Millán.
-Lo he escrito entre Madrid y Washington, pero lo acabé en esa zona tan bella de la región. La Rioja siempre va conmigo allá donde esté.
