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Horner y la dureza de la veteranía
Actualizado: 21:26

VUELTA

Horner y la dureza de la veteranía

Comparte equipo con Voigt, de 42 años, y Klöden, de 38, todos han brillado en Euskadi

15.09.13 - 21:26 -
Horner y la dureza de la veteranía
Horner posa con su equipo. / Afp

Sus compañeros de equipo dicen que cuando tiene que atravesar el océano Atlántico para venir a Europa o ir a los Estados Unidos, no sufre ‘jet-lang’, que se baja del avión como nuevo, que es capaz de llegar un martes y tomar la salida en una carrera un miércoles en perfectas condiciones, cuando a ellos les cuesta unos días darle la vuelta al cuerpo.

Horner ha pasado tantas veces por encima del mar metido en un armazón que vuela que ya ha perdido la cuenta de los vuelos y de las situaciones que ha vivido. Acostumbrado desde que quiso ser ciclista a convertirse en un trotamundos, ha vivido en Denia, además de en San Diego, Bend (Oregon) o Francia, sin contar las vueltas que ha dado por Estados Unidos.

Es un tipo curioso que se ha convertido en el ganador más veterano de una carrera de tres semanas. Concretamente en la Vuelta a España le cabía ese honor a Tony Rominger. Venció con 34 años y 181 días.

En el Tour, Firmin Lambot se impuso con 36 años y 145 días, mientras que en el Giro, Fiorenzo Magni venció con 34 años y 180 días. Junto al triunfo de Horner, lo que más llama la atención es la imposibilidad física de ganar dos pruebas de tres semanas en el mismo año que se ha visto en la Vuelta.

El último que lo consiguió fue Alberto Contador, en 2008, cuando ganó Giro y Vuelta a España. Sólo ha habido nueve ciclistas que lo han logrado en toda la historia. El anterior fue Marco Pantani, en 1998 (Giro y Tour) y antes que él, Miguel Indurain venció en Tour y Giro, en 1992 y 1993.

Esos dobletes llevan cinco años sin producirse. En la Vuelta que ha ganado Horner, salpicado de ciertas críticas, Vincenzo Nibali, dominador del Giro y segundo detrás del americano, es el que más cerca ha estado de conseguirlo. También tienen mucho mérito Purito Rodríguez, tercero en Francia, cuarto en la Vuelta, y Alejandro Valverde, tercero en la Vuelta y que hubiera estado en el podio del Tour sin el percance mecánico que tuvo.

El año pasado, Froome llegó de ser segundo en el Tour y acabó cuarto en la Vuelta. En una carrera de veintiún días hay muchos detalles que terminan diluyéndose, perdidos. Uno de lo más sorprendentes es la desaparición de los ciclistas colombianos.

Ni Sergio Luis Henao, ni Rigoberto Urán o Carlos Betancur se han dejado ver. Fueron los protagonistas de la primera parte del año, hasta el Giro con Urán y Betancur, pero luego no se ha vuelto a saber de ellos.

Al final, el mejor de todos ellos, hasta el momento, ha sido Nairo Quintana. Ha estado al máximo nivel desde marzo hasta julio.

Las pruebas de tres semanas están adoleciendo, en gran medida, de la aparición del factor sorpresa. No hubo sorpresa en el Giro: Nibali era el gran favorito en Italia y lo ganó. Froome tenía el mismo papel en el Tour y no falló.

La Vuelta a España ha sido en ese apartado, lo que es bueno para la carrera, un quiero y no puedo. Chris Horner le añadía cierta leyenda al ciclismo cuando comenzó a aparecer en los primeros puestos. Todos pensábamos que cedería, que un día explotaría, que Nibali, Valverde y Purito se iban a jugar el triunfo final. Craso error.

Horner no ha fallado y nadie ha podido con él. Ha sido el mejor en siete de las once llegadas en alto, no ha tenido un día malo y lo que resulta más decisivo: no ha habido nadie que haya podido atacarle en condiciones, salvo Nibali en el Angliru, lo que no quiere decir que no lo hayan intentado. Horner no se ha visto en grandes apuros.

¿Puede volver a tener Horner a tener el mismo nivel que en esta Vuelta en el futuro? Publicitariamente se ha convertido en un ciclista rentable y deportivamente hará cosas. No le será fácil volver e estar en un momento tan dulce.

La Vuelta al País Vasco

En su equipo están también Jens Voigt y Andreas Klöden. El primero de ellos cumplirá 42 años pasado mañana y Klöden está en los 38. Los tres tienen una cosa en común. Han brillado en la Vuelta al País Vasco.

Klöden la ha ganado en dos ocasiones, Horner en una, además de ser segundo en otra, la que ganó Klöden, y Voigt, el hombre de las escapadas imposibles por todo Euskadi suma cuatro victorias de etapa en nuestra carrera. ¿Curioso, no? Por no hablar de Haimar Zubeldia.

Más o menos todos siguen siendo competitivos y cuando eso sucede con el paso de los años, muchos, es que son buenos ciclistas, porque si hablamos con más claridad, en la UCI tienen de ellos tantos datos sobre todos sus baremos que es impensable pensar en nada extraño.

La Vuelta a España ha sido una carrera rota entre cuatro nombres y el resto, con unas diferencias en la general llamativas, como llamativo es que en gran parte de las etapas de montaña hayan llegado escapadas a la meta, lo que dejaba sin valor, o al menos sin el valor que hubieran podido tener, muchos de los segundos que se han puesto en juego en las bonificaciones, que no han sido decisivas.

Hablando de veteranos, a los casi 42 años de Horner hay que añadirle los 30 que cumplirá Nibali en noviembre, los 33 que tiene Valverde y los 34 de Purito. Nicolás Roche está en los 29 años. Hablamos de corredores con mucho tiempo de ciclismo encima, con la dureza y la experiencia que eso supone.

Por eso da mucha envidia sana cuando se ve triunfar a ‘niños’ como Warren Barguil, Kenny Elissonde, Alexandre Geniez, Thibaut Pinot, Michael Matthews, Leopold Koning, Nicolás Edet (el ganador de la montaña) o Daniel Ratto (23 años).

¿Españoles? En la Vuelta no ha habido ninguno de esas edades que haya podio mostrarse. José Herrada (Movistar), que lo ha hecho muy bien, tiene 28 años. El ciclismo español ha ganado tres etapas, dos de ellas con Dani Moreno (32 años) y otra con Purito Rodríguez (34).

Hay que decir que estamos en un ciclismo en el que los años, como hemos dicho más arriba, cuentan, pero también en un ciclismo en el que hay que ir forjando corredores, y para eso hacen falta equipos que les den tiempo, carreras, que les dejen ir creciendo como han podido hacerlo los que ahora están arriba.

Y Horner es uno de ellos. El desierto para un corredor profesional suele durar tres o cuatro años, hasta que logra asentarse o se tiene que ir de este mundo. Y eso es lo que no hay, formaciones para cruzar ese mar de dudas, de sinrazones en algunos momentos. Ese el gran mérito de Horner, que su desierto ha durado dieciséis años y encontró agua para poder sobrevivir.

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