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Horner, segundos para la eternidad
Actualizado: 19:21

VUELTA

Horner, segundos para la eternidad

El americano fue el más beneficiado en Peña Cabarga y está a tres segundos de Nibali

13.09.13 - 19:21 -
Horner, segundos para la eternidad
Kiryenka celebra la victoria en Peña Cabarga. / Javier Lizón (EFE)

Peña Cabarga, con un pasillo humano que conducía hasta el alto, se convirtió en un ejercicio de paciencia, de tensión acumulada, de miedo interior, de miradas indiscretas. Se sabía que alguien iba a atacar, pero no cuándo ni dónde. Mientras esos gestos se sucedían, Vasil Kiryenka conseguía la victoria en solitario.

Descartado Nibali, todos los ojos se posaban en Horner, en Valverde, en Purito Rodríguez, entre otras razones porque tampoco había muchos más ciclistas que a falta de cuatro días para que finalice la Vuelta a España estuviesen en disposición de poder moverse. La forma en la que trabajan determinados equipos delata a muchos directores. Dejan marcados, señalizados, los pasos que van a dar.

Movistar se metió en la pelea, como siempre, y RadioShack quemó a todos los ciclistas que le quedaban, Rast, Markel Irizar y Popovych, antes del inicio de la subida, a cinco kilómetros de la meta. Katusha se limitó a posicionar a Purito Rodríguez. Luego aparecieron nombres clásicos de ciclistas que cumplen con su trabajo día tras día, allí donde les manden hacerlo. Son los imprescindibles.

José Herrada (Movistar) es uno de ellos. Tiralongo (Astana), Kiserlovski (RadioShack) son otros de esos hombres de servicios especiales. Porque especial es poder trabajar en la parte final de una etapa cuando todo tu cuerpo parece una caldera en ebullición y el descontrol se va apoderando de tu cuerpo. Y en esas estábamos cuando el Katusha realizó una maniobra de libro, de manual ciclista: Dani Moreno atacó. Se llevó con él a Purito Rodríguez. Ángel Vicioso, que iba metido en una escapada, les espero. Y los tres intentaron romper la quietud de un grupo que circulaba entre el ahogo y la resignación. Jugaron con el factor sorpresa en una montaña rusa, la parte final de Peña Cabarga, y por desgracia, terminaron por descarrilar.

Ese movimiento puso al descubierto las carencias de Nibali, también las de Valverde, incluso las de Purito. De ese caos que se produce en un ataque rodeados de aficionados, en unas rampas extremas que llegan al 20% en alguno de sus tramos, surgió Chris Horner. Y lo hizo para dejar a todos sus rivales sentados. Mientras él volaba, los demás padecían. Horner se quedó sólo. Es un americano pálido, con piernas de pollo -en el buen sentido-, afinadas al máximo, que tiene otra cadencia de pedaleo muy distinta a la de sus rivales.

De hecho, el tiempo que llevaba perdido sobre Nibali procedía de la contrarreloj por equipos y de la crono individual de Tarazona, en la que perdió 1:29 con Nibali. En la montaña Horner había sido el más fuerte y no falló. Su edad no impide que digamos que es el mejor escalado de la Vuelta a España, con diferencia. Eso es lo que vimos, que logró veinte segundos de diferencia con Purito Rodríguez y Valverde. Al líder, Nibali, le sacó 25. No llegaron a tiempo de coger bonificaciones. Con ellas, se hubiera colocado de líder. Sólo le queda a Horner el acoso y derriba a un Niballi que no está en la misma forma que en el Giro de Italia.

Tampoco Valverde se encuentra igual que en el Tour. Ni tan siquiera Purito Rodríguez es el mismo que en la semana final de la prueba francesa. O igual es que Horner está muy por encima de los demás. Desde hace muchos años, Horner siempre tiene fama de llegar a las carreras en las que competía en un estado de forma excepcional, con un trabajo físico bestial, muy fino.

En esta Vuelta a España se convirtió en un inquilino con el que nadie contaba, al que no pudieron eliminar en ningún lado y que está cada vez más cerca de poder ganar la prueba, a una edad que le permitirá convertir su triunfo en algo inolvidable. La diferencia que consiguió ayer son segundos para la eternidad, la suya.

En la meta de Peña Cabarga vencía el amigo bielorruso, Vasil Kyrienka, el corredor que de forma incomprensible no ganó una etapa de la Vuelta a España en 2008 después de trabajar para David Arroyo, que terminó venciendo en Segovia. Acabó fichado por el equipo de Eusebio Unzue, con el lograría un triunfo épico en el Giro de Italia en Sestriere, que dedicó a Xavi Tondo. Estuvo 213 kilómetros escapado.

Se acordó después de su triunfo del director que le pasó a profesionales, un italiano que se llamaba Daniele Tortoli: «Sin él nunca hubiese sido ciclista». Todo un detalle de un corredor que vale para todo, o valía, porque en el Sky le tienen para trabajar. Este año llegó fuera de control en el Tour en la etapa de Pirineos que finalizó en Bagneres de Bigorre.

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