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Al cuarto día, Nibali comenzó a sufrir
Actualizado: 16:42

Ciclismo

Al cuarto día, Nibali comenzó a sufrir

Valverde le sacó 25 segundos a Nibali y Horner, 22, en una etapa que resultó incontrolable.

11.09.13 - 16:42 -
Al cuarto día, Nibali comenzó a sufrir
Barguil celebra su victoria a la llegada en Formigal. / Jaime Reina (AFP)

A Vincenzo Nibali el desgaste de la carrera le ha ido minando de una forma silenciosa, lenta, día a día, sin que sus rivales conociesen su estado físico real, lo que podía dar el líder en un momento de máxima tensión, sólo, sin nadie de su equipo al lado, a la espera de que un buen samaritano, que siempre suele aparecer en estas ocasiones, apareciese.

Ni el propio maillot rojo podía saber que iba a tener problemas en la llegada a Formigal, donde Warren Burguil lograba su segunda victoria de etapa en la Vuelta, la última del tríptico pirenaico, una subida mucho menos complicada que La Gallina o Peyregudes.

¿Qué es lo que cambió? ¿Qué ha pasado en la carrera? Hubo varias razones para que a dos kilómetros de la meta atacase Valverde, que se dio cuenta que «cuando yo me levantaba para tirar hacia delante, Nibali se quedó sentado. No estaba bien». Y cuando eso sucede, se produce una estampida de hombres alrededor del líder, que conoce una soledad brutal, que castiga mental y físicamente.

No es cuestión de perder tiempo, que ya sabía Nibali que lo iba a perder, sino de minimizar en lo posible ese desfallecimiento. Tuvo suerte, sólo le quedaban dos kilómetros para acabar con su padecimiento. Más tarde, Purito Rodríguez buscaría más que el reducir tiempo en una general que parece imposible para él, una victoria de etapa que ya era una utopía por los corredores que iban por delante.

A Nibali le han pasado factura los cuatro días seguidos de montaña, o más bien complicados, puesto que la etapa de Castelldefels se corrió también muy rápido, en una Vuelta a España que no tiene descanso, que no está siendo buena para el ciclismo español, pero que como carrera mantiene su tensión, su incertidumbre. Estamos en la decimosexta etapa y Nibali ya era líder, aunque no llevó el maillot el primer día, en Galicia. Ese es un desgaste que no se ve, pero que el cuerpo termina por acusar.

Saber sufrir

A Nibali le va mejor el frío y la lluvia que el calor. Se encontró, además, con un recorrido corto, de 146 kilómetros, en el que la búsqueda de oportunidades para poder coger una fuga y meterse en la ruleta de los aspirantes a poder ganar la etapa hizo que en la primera hora de carrera se recorriesen 46 kilómetros.

Las cosas no fueron mejor para los ciclistas en la segunda, con 44 kilómetros de media. ¡Una auténtico locura se apoderó del pelotón!, en un grupo que vive al día, sin pensar en el futuro. Astana tensó mucho la cabeza del grupo.

Lleva días haciéndolo. Todo ese trabajo se le vino abajo en el momento de la verdad, cuando Nibalii se quedó solo a dos kilómetros de la meta. Lo que en Peyragudes era una carrera prácticamente ganada se ha quedado en una Vuelta que sigue abierta, que se ha comprimido de una forma llamativa.

Un matiz diferenciador importante. Eso sí, Nibali demostró que sabe sufrir. Se encontró por 'casualidad' en la carretera a Leopold Konig, que tiró de él. Primero Valverde, luego Purito, Horner y Pozzovivo tensaron el final de la etapa hasta donde pudieron.

El más beneficiado fue Chris Horner, que está a 28 segundos, es decir, a tres kilómetros malos de Nibali en alguna carretera de montaña retorcida, dañina, que se le atragante a Vincenzo. Horner no ha tenido un día malo, no que se sepa al menos, que haya sido público. Valverde está más cerca, como Purito Rodríguez, es cierto, pero solo eso.

En Formigal vencía Warren Burguil, en una Vuelta que está siendo un trampolín para los franceses, que en cuatro días, desde que venciese el ganador de este lunes en Casteldefels han dominado con Geniez y con él mismo. Barguil llegado aprendido al mundo profesional.

Le realizó una buena envolvente a Rigoberto Urán, que se vació para darle alcance. Barguil aflojó, le dejó hacer al subcampeón olímpico y segundo en la general del Giro de Italia, y se lo encontró en la misma línea de meta, rueda con rueda, para perder la etapa por milímetros. El colombiano no se lo creía.

Nibali ha abierto una puerta peligrosa, la de un líder que muestra una cierta flaqueza, algo que hasta el momento no se había visto en la carrera y eso abrirá muchos frentes.

Euskaltel salvo su primer puesto en la general por equipos. Para conseguirlo tuvo que trabajar y quitar tiempo a la 'troupe' de ciclistas que iba por delante, en un descontrol de carrera importante. Los descontroles suelen resultar peligrosos de organizar, de reconducir, si no se cortan a tiempo. Exigen mucho desgaste al equipo del líder.

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