¿Está la Vuelta a España decidida? Es una pregunta que nos hemos hecho varias veces a lo largo de la carrera, en momentos en los que el dominio de Vincenzo Nibali y de su equipo resultaba abrumador, en situaciones límite en las que el italiano ha sido el que mejor ha respondido.
El mal día que tuvo en Formigal, que solventó con maestría puesto que cedió pocos segundos, al menos con quien tenía que cederlos, Horner y Valverde, deja abiertas varias posibilidades para sus rivales. De los cuatro primeros de la general, el que menos competición y menos desgaste tiene encima es Chris Horner, que estuvo parado, lesionado, desde el mes de marzo hasta julio.
Eso le beneficia, es cierto, pero Horner no es Nibali, ni Valverde, ni Purito, es decir, siendo un buen ciclista no ha estado al nivel de los tres citados nunca, aunque ha sido capaz de ganarle a Valverde en la vuelta al País Vasco, que al igual que Purito no está, por las razones que sean, en la misma forma que hace un año, cuando en finales explosivos se pegaron por el triunfo final. Nibali es el único corredor que está demostrando que es capaz de poder hacer dos grandes pruebas en condiciones de disputarlas en la misma temporada al máximo nivel.
Purito y Valverde están muy cerca de él. Las llegadas a Peña Cabarga y el Naranco serán cuestión de segundos. Donde va a jugarse todo es en el Angliru, con toda la temporada encima, el ritmo al que se ha corrido y la Vuelta en juego. Si llueve y hace frío, Nibali tendrá todo a su favor. Si el líder está en buenas condiciones y no se encuentra tocado, debe de ser capaz de administrar la ventaja que ahora tiene. En esa cima no hay escapatoria. Septiembre es un mes complicado para el ciclismo. Basta con ver donde se encuentran muchos de los nombres importantes que tenía la carrera. Con temporadas cada vez más largas, Purito y Nibali corrieron en Argentina en enero, todo puede pasar.
