Alberto Contador, durante la decimoséptima etapa con final en Fuente Dé. / EFE
En la primera ocasión que se les ha presentado, Contador y Valverde intentaron sorprender al equipo Katusha, al que dejaron todo el trabajo de la etapa. El objetivo que buscaban las dos formaciones era desgastar lo máximo posible al equipo del líder para aislarle e intentar, fuera de su terreno, que cometiesen errores.
¡Y lo consiguieron! Contador no quiso esperar a la Bola del Mundo para jugar con el factor sorpresa. Atacó en un terreno en el que entrenaba mucho cuando era aficionados puesto que la sede de las formaciones de Manuel Saiz estaban, en una segunda época, en Torrelavega.
Contador se la jugó, 'Purito' Rodríguez pasó un mal momento y los segundos fueron creciendo hasta dejar la carrera decidida, pero en sentido contrario al que habíamos asistido hasta ahora.
El día de descanso le permitió al líder de Saxo Bank asimilar todos los kilómetros que llevaba acumulados en la Vuelta, sentirse pletórico, mientras que a Joaquim Rodríguez le sentó fatal. ¿Exceso de confianza? Sobre todo hay que hablar de un desmoronamiento físico importante de Purito, que se quedó sin equipo.
Ese día de asueto que permitió a Contador realizar una gesta, le hizo pagar al líder todos los esfuerzos que había ido acumulando. Perdió hasta el segundo puesto y habrá que ver en que estado se encuentra para afrontar los cuatro días que quedan de Vuelta.
Lo que ha hecho Contador hay que encuadrarlo en una de esas gestas que se ven de vez en cuando en el mundo del ciclismo.
Contador demostró lo que muchos han querido negarle: que es el mejor corredor del mundo para pruebas por etapas. Un ciclista único, que sin estar bien se la jugó. Ha conseguido ganarse a los aficionados, al mundo del ciclismo y a quien le paga, Saxo Bank.
Lo demás es subjetivo. Nada de lo que ha hecho nos ha sorprendido. Bueno, una cosa sí: se ha adelantando tres días. Utilizó el corazón y es primero. Si hubiese utilizado la cabeza, sería segundo. Para eso es un líder.
