Nibali (derecha) es la principal amenaza para Wiggins (izquierda) en el Tour. / Reuters
Tres etapas le quedan a este Tour de Francia, a pesar de que para llegar a París faltan cinco días, para intentar cambiar una trayectoria que está muy definida. Será una de las contadas ocasiones en las que las jornadas pirenaicas no decidan nada, aunque algo podría pasar si se mantiene el calor que hace en Pau. Wiggins seguirá cubierto por la contrarreloj de 53,5 kilómetros del sábado, en la que, contando el cansancio de todo el Tour, la tercera semana de carrera y la paliza pirenaica, que será igual para todos, podría tener una renta garantizada de dos o tres minutos sobre el resto de sus rivales.
Mientras Cadel Evans no dice nada, Vincenzo Nibali si ha expresado lo que quiere hacer: atacar, «que forma parte de mi estilo de correr. No hay otra solución. No será fácil hacerlo con dos corredores como Wiggins y Froome delante, pero es evidente que hay que hacerlo». Richard Virenque, que continúa sin entender los ataques que le lanzó Wiggins en el periódido The Guardian y que conoce bien el terreno que se va a pasar, cree que «si todo el mundo espera al último puerto para atacarle, ganará el Tour. Si lo intentan antes la carrera puede ponerse a favor de Froome». Como casi todo el mundo en este Tour, Virenque piensa que Froome es el corredor más fuerte de la prueba, «e igual el próximo año no está tan fuerte como este. Ayudará a Wiggins, pero sin dejar de jugar sus opciones si se le presentan».
La victoria final de Wiggins pasa, primero, por su rendimiento. Si no tiene problemas, nadie podrá con él puesto que ni Evans, ni Nibali, ni Van den Broeck son superiores a él. Otra cuestión es que en alguna de las etapas pase problemas y el Sky no tenga más opciones que jugárselo con Froome. Que el Tour 2012 lo va a ganar un corredor del Sky es algo que nadie pone duda y que el principal candidato es el maillot amarillo, tampoco. En caso de problemas siempre les quedará Froome.
