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Para lenvatar Roma harán falta buenas dosis de diplomacia, guerra y gestión - the creative assembly

«Total War: Rome II»: el Imperio contraataca

The Creative Assembly lanzó este mes la «Emperor Edition». La expansión pretende mantener viva una saga que lleva 14 años cosechando éxitos entre los juegos de estrategia

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Corre el año 2.014. Los ejércitos romanos se enfrentan en campo abierto al último ejército galo. La infantería pesada encabeza el ataque pero es recibida con una lluvia de flechas y se estrella contra la muralla de lanzas que el enemigo ha levantado. La situación es mala, así que Roma lanza a la caballería a atacar por el flanco, pero los galos estaban escondidos en el bosque y les atacan por sorpresa. El ataque es un desastre y los romanos se retiran. Esto es « Total War: Rome II». Y no hay segundas oportunidades.

Han pasado 14 años desde que The Creative Assembly lanzara su primer Total War. Desde el principio la saga se centró en dos partes claramente diferenciadas: por un lado en la estrategia en tiempo real (RTS) centrada en el control de cientos o miles de hombres sobre el campo de batalla, y por otro, en la estrategia por turnos (TBS), basada en un mapa donde encargarse de la gestión de una facción completa.

En esta ocasión «Total War: Rome II Emperor Edition» repite fórmula pero incorpora algunas novedades.

Esta nueva edición proporciona retoques gráficos menores, nuevas unidades y facciones, y una campaña en la que podremos convertirnos en el emperador Augusto y luchar durante la época del segundo triunvirato, tras la muerte del mismísimo Julio César. Con esta apuesta, se afianza la segunda parte del «Total war: Rome» y se completa el panorama de las guerras históricas que ya ha cubierto la franquicia. Del Japón feudal de los «Shogún» 1 y 2, pasando por la guerra medieval de los «Medieval» 1 y 2, llegando a los «Empire» y «Napoleon», centrados en la guerra del siglo XVIII y XIX.

Jugabilidad: batallas

«Rome II» recrea de nuevo la época en la que Esparta, Roma y Cartago lucharon por el poder del mundo conocido, bajo el azote de las tribus germánicas y potencias orientales. Pero a diferencia de la primera entrega, incorpora una serie de novedades que contribuyen a darle más profundidad y duración al juego.

Las batallas son el punto fuerte de la saga «Total war», y el desarrollador ha evitado cambiar nada esencial. El control de las tropas sigue ofreciendo la gran variedad de funciones de siempre y un movimiento de cámara bastante decente. Pero en este caso, la interfaz sigue el patrón inaugurado por «Shogún II» y se ha vuelto algo más compleja y quizás poco intuitiva. Pero el cambio no es grave y tras unas cuantas batallas el ojo encuentra lo que busca.

Las batallas navales son espectaculares y divertidas
Las batallas navales son espectaculares y divertidas

Jugabilidad: mapa de campaña

Es quizás en el mapa estratégico y en el modo campaña donde los cambios son más notables. Ahora, las facciones podrán tener un número de ejércitos limitado, con una capacidad de hasta 20 unidades. A medida que adquieran experiencia, un séquito de personajes se irá incorporando a ellos y el jugador podrá decidir qué puntos de sus habilidades desarrolla. Podrá cambiar su nombre, escoger su emblema e ir moldeando al comandante de las huestes. Con todo ello el juego adquiere un cierto toque de rol que resulta muy entretenido.

Por otro lado, la construcción de nuevos edificios en las ciudades irá mucho más ligada al crecimiento de la población y por ello las decisiones deberán ser más cuidadosas. Además, cuando el jugador controle una provincia, formada por varios asentamientos, podrá emitir edictos y conseguir ciertos bonificadores; nada mejor que el «pan y circo» para mantener contenta a la plebe.

El mapa estratégico está muy cuidado y permite la gestión de muchos parámetros
El mapa estratégico está muy cuidado y permite la gestión de muchos parámetros

Aparte de eso, varios menús permiten controlar todos los parámetros de crecimiento y seguir la evolución de nuestro Imperio. La producción de alimentos, la riqueza, el orden público, el desarrollo cultural y, si llevamos Roma, la evolución política de nuestra familia de nobles romanos. No solo habrá que conspirar para hundir en la miseria a los patricios rivales, también habrá que potenciar a los propios, ya sea con la gloria de la batalla o valiéndonos de la influencia que tengan. De vez en cuando, los dilemas nos llevarán a tomar decisiones que afectarán a los miembros de nuestra familia y que tendrán un gran peso en nuestra reputación. Este es otro toque de rol que se agradece.

La diplomacia también ha adquirido más agilidad y ahora no será necesario enviar agentes por medio del mundo para pedir un alianza. Las potencias rivales nos verán con mejores o peores ojos en función de las diferencias culturales y de nuestras acciones (serán amigas nuestras si somos enemigos de sus enemigos). Serán más o menos leales en función de su personalidad, y deberíamos esperar tener algunos amigos permanentes si no hacemos nada que les perjudique.

«Bugs» e inteligencia artificial (IA)

La entrega da un paso más allá de las anteriores («Total war: Empire») y resuelve los molestos «bugs» que hacían que las unidades se atascasen, que las puertas de las fortalezas se abrieran o que el enemigo se quedase petrificado mientras le rociábamos con una lluvia de flechas. La inteligencia artificial (IA), no será un reto para los jugadores experimentados, pero obligará a plantearse la batalla antes de dar la orden de marcha.

El mundo nunca es suficiente para Roma
El mundo nunca es suficiente para Roma

Como ha ocurrido siempre en las sagas «Total war», y lo que quizás haya sido una de las claves de su éxito, la fuerza bruta no nos llevará a la victoria. El enemigo aprovechará las ventajas del terreno para protegerse, esconderse o atacarnos por sorpresa, y en esta ocasión, más que nunca: el minimapa ha desaparecido y la niebla de guerra se ha convertido en un elemento a tener en cuenta. Para asegurar los flancos y descartar sorpresas, habrá que enviar exploradores a las colinas y bosques. Se nota que se ha prestado especial atención a este detalle, y no será extraño que haya escondidos pequeños grupos dispuestos a ponernos las cosas difíciles.

Gráficos y sonido

Es en el mar donde el motor gráfico da lo mejor de sí. Sin hacer grandes alardes o tener unas texturas extraordinarias, en el apartado visual el juego cumple e invita a bajar la cámara para disfrutar del combate y de las animaciones de los soldados.

Al otro lado de la colina puede aguardarnos una sorpresa muy desagradable
Al otro lado de la colina puede aguardarnos una sorpresa muy desagradable

Las tropas están lo suficientemente detalladas para representar una gran variedad de armaduras, trajes, armas y monturas y se nota que el desarrollador le ha prestado especial atención a los rostros de los combatientes y a pequeños detalles como el yelmo de los comandantes: será el mismo en el mapa estratégico y en el mapa de batalla.La variedad de localizaciones, climas y arquitectura son reflejo de preciosismo y esmero.

En cuanto al mapa de campaña, se puede decir que está mucho más cuidado que en otras entregas. Refleja cuidadosamente el paso de las estaciones, la construcción de nuevos edificios y los cambios culturales de las distintas regiones que abarca el enorme escenario.

El apartado sonoro cumple con su función de meter al jugador en situación. La banda sonora es correcta y los sonidos de la batalla están bastante logrados, pero las voces de las tropas están en inglés y resulta chocante escuchar a los temibles galos charlando en el idioma de Shakespeare.

Multijugador

La saga «Total war» cuenta con una extensa comunidad de jugadores para el modo multijugador y «modders» dispuestos a ampliar y cambiar la experiencia del juego. También se puede acceder a contenidos descargables, como unidades, facciones, DLCs y campañas, lo que aumenta aún más una experiencia de juego ya de por sí interminable, si la fórmula nos convence.

Conclusiones

«Total war: Rome II» no renuncia a la personalidad que le ha dado éxito a la saga, pero introduce elementos rejuvenecedores que añaden diversión y frescura a un género muy manido. La campaña es interminable y está repleta de detalles, y las batallas resultan intensas y espectaculares. La Inteligencia Artificial ha mejorado ligeramente y con las sucesivas expansiones se han pulido los «bugs» que ensombrecían la jugabilidad.

Aún así, queda trabajo que hacer en el apartado de la diplomacia, que resulta bastante prescindible, y la inteligencia de los enemigos. Se han simplificado algunos aspectos que facilitarán que lleguen nuevos jugadores, pero que quizás no le gusten tanto a los fieles a la saga. Se agradecería que la descarga de contenidos, previo pago, y la premura en las entregas, no llevasen a vender títulos incompletos o sin pulir como ha pasado en esta y anteriores entregas.

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