Entrevista

Mitchell Baker, cofundadora de Mozilla: «Internet influye de forma clara a la sociedad»

La presidenta ejecutiva de la fundación impulsora del conocido navegador Firefox y otras iniciativas basadas en código abierto defiende en una entrevista para ABC que todo el mundo debería tener acceso a la tecnología y «no sólo las empresas grandes»

JON OLEAGA

Todos conocemos de sobra a Firefox , el navegador de código abierto que es una de las grandes alternativas para acceder a internet. La herramienta fue muy popular hasta 2014, cuando fue superado por Chrome . Con la nueva versión, Quantum , aspira a recuperar el terreno perdido. Lo que muchas personas pueden desconocer es que detrás se encuentra la Fundación Mozilla . Se trata de una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo desde sus inicios ha sido lograr que la Red sea un espacio mejor, más seguro y accesible. La democratización digital. La organización lleva, nada má y nada menos, que unos veinte años defendiendo una internet libre y abierta sin cortapisas de ningún tipo.

Su último proyecto es voice.mozilla.org. Es una librería gratuita de voces abierta. El sistema viene en un momento en el que los llamados asistentes virtuales (Google Assistant, Apple Siri, Microsoft Cortana... ) empiezan a extenderse en el mercado. Sin ir más lejos, son cada vez más dispositivos los que van a usar la voz como interfaz de interacción con el usuario. Una de las mentes más brillantes e influyentes es Mitchell Baker (Berkeley, 1959), cofundadora de Mozilla, y presidente ejecutiva de la fundación a tiempo completo. Es una veterana del sector de internet incluso casi antes de que se hiciera popular. Defensora de una Red sin barreras, repasa en una entrevista exclusiva para ABC sus pasos. Y lo primero que llama la atención es su informalidad y cercanía, que le lleva incluso a recibirnos con un gesto poco habitual para una empresaria, chocar dos puños.

¿Cómo una abogada acaba trabajando en software?

Mi carrera jamás ha seguido una línea recta. Por ejemplo, aprendí chino en la universidad, algo que por aquel momento nadie hacía. Ahora es un idioma indispensable. Estudié derecho para aprender organización social porque quería ayudar a las personas a organizarse mejor. Pero el software enseguida llamó mi atención. Internet influye de forma clara a la sociedad y el software, como objeto de derecho, es un producto extraño porque lo pagas, pero nunca lo posees; no es tangible como lo puede serlo una mesa.

¿Cómo comenzó la iniciativa que dirige?

Todo comenzó en Netscape, el primer navegador comercial lanzado en el 1994, que más adelante compraría AOL. Era lo único que había en ese momento, teníamos el 99% de la cuota de mercado. Eso era un monopolio, y nosotros queríamos hacer algo más abierto donde todo el que quisiera pudiera contribuir. Mozilla surgió dentro de ese entorno, con otros ideales. Debido a las luchas internas de poder con AOL por Mozilla, en 2003 se creó una entidad separada, que ya era la Fundación Mozilla que conocemos ahora. AOL en ese momento donó dos millones de dólares y cuatro ordenadores. En 2005 lanzamos nuestro navegador de código abierto, Firefox, por el que mejor se nos conoce. Aunque ya llevábamos trabajando en él desde 1998.

¿Cuál es su trabajo, para qué se esfuerza?

Intentamos hacer que internet sea accesible y abierto a todo el mundo. Por eso es una empresa sin ánimo de lucro. Internet es una infraestructura esencial en el mundo. El problema es que cambia constantemente, evoluciona, porque sigue siendo una tecnología joven. Internet es mucho más que dinero. Se trata de interacciones sociales, entretenimiento, educación y un largo etcétera. Evidentemente, el aspecto económico de la Red es importante. Nosotros no somos anti-negocio. Pero vivir la vida no es sólo como se monetiza un negocio, sino qué experiencia tiene el individuo de forma personal. Una de las formas en las que logramos estos objetivos, es Firefox. A veces, lo mejor para el usuario es darle el poder de controlar lo que hacen en internet. Pero tenemos un variado número de productos de código abierto en la misma línea, como la librería de voces, la realidad virtual o la realidad aumentada. Con ello permitimos que personas y empresas sin recursos también tengan dispongan de estas librerías. Todo el mundo debería tener acceso a la tecnología no sólo las empresas grandes. También hablamos con los líderes del mundo y les intentamos ayudar a ser más abiertos y transparentes en sus políticas con internet.

¿Por qué cree que el modelo basado en código abierto es tan importante?

En nuestro caso, una fundación tiene que dar confianza. Para ello construimos herramientas que dan toda la información al usuario. Cuanto más sabes, más seguro te sientes. El código abierto es una de esas forma de lograrlo. La gente puede verificar todo lo que estamos haciendo. Es transparente. En esta sociedad cada vez más tecnificada y llena de algoritmos. Por ello, es esencial que no haya secretos en el código de cualquier software.

«Podríamos llenar internet de seguridad, pero todo sería mucho más complejo. Generalmente entendemos como privacidad cuánto sabe otra persona sobre mí»

Pero la privacidad es un aspecto controvertido que preocupa a los usuarios...

La privacidad es un tema muy amplio, y forma parte de nuestro ADN. En la vida real, fuera de internet, la privacidad se encuentra vinculada a otras cosas, como la conveniencia. Siempre va a existir el binomio de facilidad contra privacidad. Cuanto más sencillo es un proceso es menos seguro, y viceversa. En el mundo físico esto es fácil de entender, en internet es algo nuevo. Podríamos llenar internet de seguridad, pero todo sería mucho más complejo. Generalmente entendemos como privacidad cuánto sabe otra persona sobre mí. Cuanto más sepa, más fácil le será manipularte, y es lo que a la gente le da miedo. Las empresas, por ejemplo, nos pueden manipular para vendernos sus productos si cuentan con mucha información sobre nosotros.

En temas personas, ¿sigues siendo trapecista en tu tiempo libre?

Lo tuve que dejar debido a una lesión de hombro. Algo bastante común tener en este deporte. Pero todavía hago trampolín. Empecé hace muchos años, cuando paseando con mi marido y mi hijo, vi a un chico haciendo equilibrios en una cuerda en el parque. Desde el primer momento me cautivaron, el riesgo y la adrenalina. Es muy emocionante. Llegué a ser medianamente buena. Me enseñó, que al igual que cuando saltas del trapecio y tu compañero te tiene que recoger, la vida está llena de decisiones arriesgadas que nos vemos obligados a tomar.

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