«Toda mejora en la calidad del aire lleva aparejado un beneficio para la salud»

Que la calidad del aire se mantenga bajo vigilancia es una medida que aplauden todos los médicos y especialistas de la salud. Expertos como Julio Díaz, científico titular de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III de Madrid, ven «beneficiosas a corto, medio y largo plazo» las iniciativas que se tomen en pro de atajar la elevada contaminación de puntos neurálgicos como la capital. El lema médico-sanitario en este asunto es unidireccional: «Cualquier reducción de la contaminación lleva asociado un beneficio sobre la población». Por mínima que sea.

En consecuencia, la defensa a ultranza del protocolo dispuesto en la metrópoli madrileña está clara. Díaz, doctor en Ciencias Físicas, pone un ejemplo, que resulta casi más comprensible que cualquier estadística: «En la Olimpiada de Pekín, ante la alta polución, se adoptaron precauciones, algunas parecían nimias, como limitar el transporte privado en la industria.

Pero se comprobó enseguida que la incidencia en los bebés fue directa. Si los Juegos Olímpicos coincidieron con el octavo mes de embarazo de muchas mujeres, sus niños nacieron con más peso de la media estadística registrada en el país hasta entonces».

Según expone este especialista, prevenciones como las que estos días se llevan a la primera plana de los periódicos y que ha adoptado la alcaldesa de Madrid tienen dos efectos primordiales. «El primero y que nunca está de más es la concienciación de la población», remarca el experto. Más allá de los quebraderos de cabeza de dónde se aparca en el centro de la urbe, o de si se contiene el velocímetro de 90 a 70 km/h, «la ciudadanía tiene que saber que se trata de un gran problema», asevera.

La segunda secuela que citan los facultativos revierte en el organismo. La irritación de los ojos y las complicaciones respiratorias emergen de forma paralela a los microgramos de dióxido de nitrógeno que yacen suspendidos en el ambiente. Pero eso son los efectos leves. Los especialistas disciernen entre estas consecuencias agudas de la polución y las que son crónicas. Los casos más graves se presentan, como se sabe, en personas que ya están enfermas, con patologías de base, como ancianos y otros grupos vulnerables.

No obstante, no son tan populares hechos que afectan a todos los individuos sanos, como que «un pico de contaminación se relaciona con un pico de partos prematuros y menor peso en los bebés», describe el experto del Instituto de Salud Carlos III. «En los lugares del planeta donde las personas tienen gran exposición a niveles altos de contaminaciónse registra un mayor número de casos de diabetes, de párkinson, ansiedad... Y así podríamos seguir».

En una labor netamente pedagógica, Díaz cree que hay que advertir a toda la población de que la polución afecta de forma crucial a su salud y hasta en el bolsillo público: «Un niño que nazca con un problema respiratorio asociado al bajo peso estará así durante 80 años de su vida. El coste social y el derivado de sus ingresos hospitalarios, etcétera, para el sistema sanitario es brutal. Y esto se puede prevenir», remata el experto.