Hasta cuatro días de espera para enterrar a los muertos en Barcelona

El exceso de mortalidad de las últimas semanas colpasa los tanatorios al 80 por ciento de ocupación

ESTHER ARMORA

La punta de mortalidad de estas últimas semanas consecuencia, en parte, del impacto de la gripe en personas mayores con patología asociada ha desbordado los principales tanatorios de la ciudad de Barcelona. Según precisan a ABC fuentes de Servicios Funerarios de Barcelona, la ocupación de estos recintos es actualmente del 80%, frente al 55% de ocupación media anual . Esta situación de saturación provoca, según explican a este diario trabajadores de los tanatorios Sancho de Ávila y Les Corts, dos de los más importantes de la capital catalana, que la espera para tener plaza para un difunto en estas instalaciones funerarias es de entre tres y cuatro días, cuando lo habitual es tener espacio a las 24 horas de la solicitud.

« Sin duda hay colapso . Hay gente que tiene que esperar hasta cuatro días para poder enterrar a un familiar. Tres días de espera para acceder al tanatorio y otro para el entierro», precisan las citadas fuentes.

Pese a esta situación, denunciada por los trabajadores de estos recintos, la compañía responsable de los servicios funerarios de la ciudad asegura que este incremento de la demanda es habitual en esta época del año, en la que la epidemia de gripe tiene mayor impacto en la gente más frágil y en el que las bajas temperaturas tienen más efecto en los pacientes descompensados. «Es verdad que hay mucha más demanda pero suele pasar en estas épocas», asegura la compañía.

Por encima de lo esperado

Según el último informe del Plan de Información de las Infecciones Respiratorias Agudas en Cataluña (Pidirac), hecho público el pasado 11 de enero, las muertes en la ciudad de Barcelona y en el conjunto de la provincia se han disparado.

Según el informe, consultado por este diario, la mortalidad en Barcelona en estos primeros días de enero ha crecido por encima de los valores esperados y también más que el año pasado. Según los datos recogidos en el Pidirac, durante la primera semana de este año (del 1 al 7 de enero), tanto las defunciones en la ciudad de Barcelona como en su provincia, aumentaron de forma significativa «superando dos desviaciones estándar por encima del valor esperado para la semana actual». En concreto, según los datos que manejan las autoridades sanitarias, sólo en la ciudad de Barcelona la citada semana se superaron la 430 muertes, cuando los especialistas esperaban alrededor de 360 . En el resto de la provincia, las defunciones en el mismo período fueron 270, frente a las 250 esperadas.

Portavoces de la consejería de Salud aseguran a ABC que aún no puede establecerse una correlación entre el impacto de la gripe y este aumento de la mortalidad porque la temporada gripal aún no se ha cerrado.

«En el informe, la gripe no está registrada como causa directa de una muerte (aparece neumonía u otras complicaciones); en todo caso los datos de mortalidad precisos podrían tardar dos años en tenerse», apuntan las citadas fuentes de Salud. Añaden que: «si se realiza balance de incidencia gripal ( con o sin datos de mortalidad ) será al final de la temporada y para eso han de pasar aún unas semanas». La gripe, ya en fase de epidemia, ha colocado a los hospitales en una situación límite. En la primera semana de enero, tras el día 2, el peor de cada año, en el Hospital de Bellvitge las urgencias aumentaron hasta un 46 por ciento. Sin embargo, «lo peor aún esta por llegar», advierte Antoni Trilla , jefe del Servicio de Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona. Este epidemiólogo, experto en gripe, cree que los casos irán en aumento porque la vacuna de esta temporada no protege como debiera. La menor eficacia no se debe a ningún fallo de fabricación.

El virus de la gripe está en constante evolución y es bastante impredecible, por lo que puede ocurrir que la composición de la vacuna (un cóctel de cepas víricas que se decide meses antes de que comience la temporada) no sea igual al de los virus que circulan.

La sorpresa este año es la aparición de una cepa, la B-Yamagata, que no está incluida en la inmunización estándar y puede convertir esta temporada de gripe en una de las de mayor impacto de los últimos años, coinciden varios epidemiólogos consultados por ABC.

En vilo, por el virus Yamagata

«La vacuna no cubre o lo hace de forma muy deficitaria dos de las cepas del virus que en estos momentos circulan de manera mayoritaria, la A-H3N2, que es la que tiene peores efectos en la gente mayor, y la B-Yamagata, eso nos hace prever en estos momentos que será una temporada de mayor impacto de la epidemia », explica Trilla, quien matiza, sin embargo, que «ésta es la previsión que tenemos a día de hoy, aunque puede variar».

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