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El encuentro con los católicos queda en un segundo plano durante la primera jornada maratoniana del Papa

Tras una jornada cargada de visitas insitucionales, el Pontífice dedicará el sábado a la pequeña comunidad católica copta, sujetos a una creciente violencia sectaria

El Cairo Actualizado: Guardar
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Hacía falta un milagro para embutir en apenas cinco horas los tres encuentros claves de la primera jornada del Papa en Egipto: una visita al presidente del país, el histórico encuentro con el Gran Iman de Al Azhar, la máxima institución académica del islam suní, y con el Papa de la Iglesia Ortodoxa Copta, Teodoro II. Con apenas retrasos, entre discurso y discurso cargados de escollos políticos, Francisco lo ha conseguido, en una jornada maratoniana «cargada de visitas de protocolo, institucionales», admite a ABC el nuncio papal en El Cairo, Monseñor Bruno Musarò. Será el sábado cuando, por fin, el Pontífice se dirija a la pequeña comunidad católica copta en Egipto, que celebran con emoción una visita que jamás imaginaron que se produciría, señala a este diario Mariam, de unos 40 años.

El presidente Abdelfatah Al Sisi ha recibido al Pontífice en el opulento palacio de Ittihadya, donde han mantenido un breve encuentro privado. Las preguntas sobre las violaciones de derechos humanos, represión y persecución política que el Gobierno de Al Sisi justifica en aras de la contención del terrorismo estaban fuera del tapete, según adelantó el portavoz Vaticano, y efectivamente apenas ha habido referencias en el discurso del Papa, en el Pontífice ha alabado «los esfuerzos e iniciativas por la paz» del Gobierno. Sin embargo, Francisco ha dejado caer también la necesidad de «respeto incondicionado» a los derechos humanos en la consecución de la estabilidad en el país. «El desarrollo, la prosperidad y la paz son bienes irrenunciables por los que vale la pena cualquier sacrificio. Son también metas que requieren (…) respeto incondicionado a los derechos inalienables del hombre, como la igualdad entre todos los ciudadanos, la libertad religiosa y de expresión, sin distinción alguna», ha señalado el Papa. En su discurso de respuesta, Al Sisi ha insistido en su mantra: «Egipto se mantiene en la vanguardia de los esfuerzos internacionales para confrontar el terror, y continuará haciéndolo». Con la visita del Papa, que ambos han sellado con un afectuoso apretón de manos, el Gobierno de Al Sisi «demuestra ante la opinión pública que está haciendo un buen trabajo», añade a este diario el analista del Centro Hudson de origen copto Samuel Tadros.

Misa multitudinaria

Mientras el Papa continuaba su peregrinación de autoridad en autoridad, de encuentro interreligioso a ecuménico, cristianos católicos se preparan para el sábado, que será el día grande de encuentro entre fieles y el papa. Beronia, una joven cristiana católica egipcia que ha seguido al Papa por televisión, se prepara entusiasmada para saludar a Francisco la noche del viernes en la nunciatura, donde se alojará. «Fui a verlo en Polonia, y luego en Roma, y voy a verlo otra vez», explica la joven, que a las cinco de la mañana del sábado dirigirá sus pasos, con otros miles de jóvenes católicos de las parroquias egipcias y etíopes, hacia el estadio de las Fuerzas Aéreas, donde Francisco celebrará una multitudinaria misa. «Es una visita especialmente importante tras los atentados, necesitábamos este apoyo», señala por su parte Girgis, que pese al espaldarazo a la comunidad copta de la visita del Papa, no cree que la situación de los coptos, objetivo de una cada vez mayor violencia sectaria, vaya a cambiar. «Egipto antes no era así. Hay un discurso radical contra nosotros, estamos cada vez más separados. En Egipto, un cristiano sabe mucho del islam y los musulmanes, pero ellos no saben nada de nosotros y nuestra fe».

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