San Luis de los Franceses, que ya tiene visitas concertadas
San Luis de los Franceses, que ya tiene visitas concertadas - J. M. SERRANO
URBANISMO Y PATRIMONIO

Iglesias desacralizadas de Sevilla: del esplendor de San Luis a la ruina de San Hermenegildo

Los templos desconsagrados terminaron en manos de las administraciones públicas. Pero no todos han gozado de la necesaria reforma ni de nuevos usos

SEVILLA Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El paisaje urbano, a primera vista o buscando un poco más, permite contemplar muchas iglesias desacralizadas especialmente en el siglo XIX a causa de las desamortizaciones. Concebidas para el culto, ya no son «la casa del Señor» y han tenido que reinventarse a la largo de la historia. En muchas partes del mundo, esa transformación ha permitido disfrutar de verdaderas joyas arquitectónicas mutadas en bibliotecas, oficinas, alojamientos o hasta restaurantes y bares. Pero no todos los templos desconsagrados consiguen sobrevivir con cierta dignidad. En Sevilla capital, los casos son diversos y también muy diferentes los resultados de ese paso del tiempo sobre los edificios que dejaron de tener carácter sagrado y que, en su totalidad, pasaron a manos de las administraciones públicas.

Mientras que alguno se ha conservado, reformado y realzado para albergar nuevas funciones, otros sufren un abandono sonrojante y alarmante. Lo que podría suponer un maravilloso reto para la arquitectura moderna no es, a veces, más que el fiel reflejo de la dejadez con la que se ha afrontado la protección del patrimonio.

El mayor exponente de iglesia desconsagrada de la capital andaluza está a punto de reabrirse del todo tras lustros y pese a tratarse de una joya del barroco del siglo XVIII de primerísimo orden: San Luis de los Franceses, diseñado por el arquitecto Leonardo de Figueroa y construido entre 1699 y 1730 por encargo de la Compañía de Jesús. En 1835 los jesuitas se vieron obligados a abandonar definitivamente el conjunto y desde entonces el antiguo noviciado ha sufrido constantes vaivenes de la historia con múltiples usos: seminario, convento franciscano, hospital de venerables sacerdotes y, ya desacralizado, fábrica en el siglo XIX y hospicio hasta los años sesenta del siglo XX. Desde 1984 es propiedad de la Diputación de Sevilla, que ha invertido importantes partidas económicas —4,6 millones— para la recuperación integral de este preciado monumento con años de interminables obras e instalación de iluminación artística en la iglesia, la capilla doméstica y la cripta. Hace unos meses reabrió parcialmente —aunque en septiembre se realizó un acto de apertura «oficial»— y sirvió como sede de la Bienal de Flamenco. Ya recibe visitas concertadas para grupos, pero se espera la reapertura definitiva antes de final de año, con lo que se cumpliría un larguísimo pero efectivo proceso. Todavía, eso sí, no hay fecha concreta para que la iglesia pueda visitarse sin necesidad de esas citas previas.

Mucha peor suerte corre, al menos hasta el momento, otra iglesia que fue propiedad de la Diputación y ahora lo es de la Junta de Andalucía, San Lázaro, junto al cementerio y actualmente centro hospitalario. Los restos del hospital y, muy especialmente, la iglesia de estilo gótico-mudéjar, datada entre finales del siglo XV y primeros del XVI, permanecen arrinconados por la Administración autonómica. Ni el valor patrimonial de este conjunto, que conserva restos medievales, ni su catalogación oficial —Bien de Interés Cultural— lo han salvado hasta ahora de la desidia. Nadie se ha ocupado de encargar un proyecto de rehabilitación integral pese a la flagrante necesidad. La Consejería de Salud ha acometido algunas obras de emergencia, las últimas en la cubierta, pero sigue dilatando la reforma definitiva. Acuciado por las críticas, el propio Servicio Andaluz de Salud ha anunciado que restaurará la fachada, pero de momento no ha movido un dedo. Los conservacionistas de Adepa han llevado el asunto a los tribunales, incluso. La antigua iglesia, desacralizada en 1998, se usa sólo como almacén ocasional cuando así lo requiere el hospital y en su nave central están amontonadas en la actualidad las tejas de la cubierta, sustituida por una provisional de fibrocemento para evitar que el agua cale. El campanario sufre ya «riesgo serio» de desplome y la Gerencia de Urbanismo ha reclamado a la Junta que afronte de una vez la restauración.

Un caso contrario por parte de la Junta es el de Santa Lucía, una de las parroquias más antiguas de la ciudad, gótico-mudéjar del siglo XIV, es de titularidad regional y, tras una profunda y acertada rehabilitación, desde 2012 alberga el Centro de Documentación de las Artes Escénicas de Andalucía. Posee, además, la mayor biblioteca sobre magia de toda España, que tanto coleccionistas privados como el Ejecutivo andaluz van llenando lentamente. La pequeña iglesia, que fue un día objeto de deseo de la comunidad islámica de la ciudad, ha sido un modelo de recuperación dando al edificioo un importante carácter cultural.

Los edificios que pasaron a manos de la Administración andaluza que ésta destinó a sus principales sedes sí que han gozado, por supuesto, de una restauración profundísima y excelsa que ha servido para convertirlos en referentes arquitectónicos de primer orden. Ocurre con la capilla de San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta, donde se fusionan a la perfección arquitectura, pintura y escultura. Un auténtico tesoro escondido en la antigua escuela de mareantes. O con Santa María de las Cuevas, que actualmente es sede del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y a la que la Expo 92 rescató para colocarla en vanguardia de las artes y de la propia arquitectura histórica andaluza.

La paradoja de los dos parlamentos

Algo similar pasó con la sede del Parlamento de Andalucía, donde la iglesia del antiguo hospital de las Cinco Llagas es desde 1992 la cámara donde se debate y se vota. La elección como sede del poder legislativo autonómico le ha dado una nueva vida a esta majestuosa e innovadora iglesia, de planta de cruz latina con cuatro capillas laterales y ábside semicircular delante de la sacristía. Antes de ese traslado, casualmente, la cámara andaluza estaba en otro templo desacralizado, el de San Hermenegildo, que pasó a propiedad del Ayuntamiento y que presenta un deplorable estado de abandono a la espera de fondos para rehabilitarlo y uso concreto. El Consejo de Hermandades y Cofradías de la ciudad movió los hilos en un par de ocasiones para convertir este edificio en su sede permanente, pero no fructificaron los contactos para ello. Las diversas intentonas del Ayuntamiento para crear en la vieja iglesia un espacio de artes escénicas tampoco han llegado a más. No hay dinero. Y San Hermenegildo es uno de los principales referentes de la arquitectura religiosa sevillana damnificados por ello.

Ver los comentarios