El asma es la enfermedad crónica más frecuente en los niños, según el Estudio ISAAC (International Study of Asthma and Allergies in Childhood) y solo en España afecta a cerca del 11% de los niños entre 6 y 7 años, a un 9% de los adolescentes entre 13 y 14 años. Cuando no se tiene controlada o se hace de forma inadecuada, el asma grave, que sufre un 5% de los niños, puede tener un fuerte impacto en su rendimiento escolar. “Los pacientes con asma grave presentan una gran morbilidad y afectación de la calidad de vida, no sólo a nivel personal sino también familiar y social, lo que se asocia además a importantes costes económicos-sanitarios, tanto directos como indirectos”, afirma el doctor Javier Torres Borrego, de la Unidad de Neumología y Alergia Infantil del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba.
En el XXXVI Congreso de la Sociedad Española de Neumología Pediátrica (SENP) se busca actualizar conocimientos sobre la patología y los avances terapéuticos, e incidir en la importancia de un buen control del paciente pediátrico, dentro de la sesión “Avances en el abordaje del asma grave infantil”, organizada por Novartis, con el objetivo de “aportar a los profesionales sanitarios nuevas opciones terapéuticas para mejorar la salud de estos pacientes”, según el doctor Manuel Sánchez-Solis, Presidente de la SENP y moderador del simposio.
La importancia de conocer la enfermedad
“La mayoría de adolescentes y adultos asmáticos presentan asma desde la infancia”, continúa el doctor Torres. “Lo ideal sería conseguir una modificación de la historia natural del asma desde los primeros años de vida. Es esencial que un niño tenga su asma controlada, por eso, es fundamental una educación sanitaria adecuada, ya que posibilita que el paciente y su entorno conozcan la enfermedad, mejoren su autonomía, el cumplimiento terapéutico y sepan qué hacer en cada situación”.
Aunque los síntomas del asma desaparecen cuando el menor alcanza la edad adulta, asegura Montserrat Bosque, del Hospital Parc Taulí de Sabadell, el incumplimiento terapéutico, la existencia de múltiples alérgenos y la existencia de complicaciones asociadas o de comorbilidades (eczema, rinitis, alergia alimentaria, etc.) pueden empeorar el pronóstico de la enfermedad, por lo que es necesario atajarla en las edades más tempranas.
