Andrew Duffy (i) junto a Emily Wheeler (d)
Andrew Duffy (i) junto a Emily Wheeler (d) - Facebook

Un soldado viaja 725 kilómetros para acompañar a una joven con síndrome de down en el baile de fin de curso

Emily Wheeler no tenía pareja, pero Andrew Duffy, que combatió en Irak, viajó desde la otra punta de Reino Unido para estar con ella en la graduación. Emily fue elegida después la reina del baile

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Se ha puesto de moda decir que no todos los héroes llevan capa y en parte es verdad. Andrew Duffy, soldado retirado, recorrió 725 kilómetros para acompañar a Emily Wheeler, hija de un viejo amigo, en su baile de graduación. La razón por la que Andrew se desplazó desde Berwick-upon-Tweed (en la frontera con Escocia) hasta a North Devon (al sur de Inglaterra) es sencilla y honorable. Emily, joven con síndrome de down, no tenía con quién ir a la fiesta.

Pasar tiempo con Emily ayuda a este soldado a superar miedos que le quedaron tras servir en la Guerra de Irak

Uno de los motivos por los que el exsoldado decidió recorrer Inglaterra de norte a sur fue la determinación que ha mostrado siempre Emily por ser independiente.

«Cuando oí que ella tenía a nadie para llevarla al baile yo estaba muy molesto ¿Quién no quiere llevarla?», ha dicho. «No había ninguna duda en mi mente, tenía que venir a Devon y ayudar. Yo no lo hice para que me lo reconozcan, sólo quería bailar con ella y pasar un buen rato».

Él se presentó ante Emily con un ramo de rosas de color rosa y le pidió que fuera su pareja en el baile de graduación de su colegio, el Petroc College de Barnstable. Emily llevaba un vestido azul con lunares blancos y fue elegida por votación como reina del baile.

Terapia para el soldado

Tanto para Emily como para Andrew, acudir al baile de graduación fue una victoria. Emily pudo demostrar su independencia y Andrew aprovechó para convertir algunos traumas que le quedan después de servir en Irak. Andrew Duffy ha dicho que pasar tiempo con Emily le ayuda a lidiar con la ansiedad, los ataques de pánico y los miedos nocturnos que sufre debido a su enfermedad.

«Yo no estaría aquí si no fuera por ella. Puedo decir sinceramente que esa chica me salvó la vida», ha declarado. «Cuando paso tiempo con ella, simplemente absorbe todos los bits de negatividad, es realmente increíble. Creo que la manera de avanzar es que los pacientes con trastorno de estrés postraumático (TEPT) pasemos tiempo con personas con necesidades especiales. Cuando uno sufre una enfermedad debilitante que te abstrae de la sociedad, estar rodeado de gente como Emily te hace entender que hay vida más allá de sus propios problemas».

Ver los comentarios