La anciana que movió su casa para evitar que la derribasen

La conmovedora historia de May Alice Savidge es un ejemplo de sacrificio personal

BITÁCORAS

Cuando una persona encuentra un gran obstáculo en su camino sólo puede tomar dos actitudes. La primera opción es resignarse, dar por hecho que nunca podrá superarlo y buscar la manera de vivir con ello. La segunda consiste en no bajar los brazos, no rendirse e intentar encontrar una solución por todos los medios , por más que parezca imposible. Existen formidables ejemplos de individuos que adoptaron esta segunda actitud hasta sus últimas consecuencias, pero pocos casos hay tan asombrosos como el de May Alice Savidge.

Conocemos la increíble historia de esta mujer inglesa leyendo el blog Atlas Obscura . May nació en las proximidades de Londres a principios del siglo XX, hija de una familia humilde y huérfana de padre desde muy joven. El dolor por la muerte de un ser querido volvió a golpearle en su juventud, ya que su prometido Denis también falleció cuando ambos estaban a punto a contraer matrimonio. A pesar de todo, May trató de cumplir uno de los sueños que compartía con su pareja : restaurar una antigua casa para convertirla en su hogar.

El edificio en cuestión, que adquirió en 1947, estaba situado en Hertfordshire y había sido levantado casi 500 años antes. La necesidad de reformas y arreglos saltaba a la vista, pero May tenía claro que quería llevar a cabo el proyecto. No tenía mucho dinero, así que trabajó con sus propias manos , desafiando a todos los que le decían que una mujer nunca podría reparar sin ayuda aquella vetusta e imponente construcción. Le costó más de un lustro de laborioso esfuerzo, pero May logró que el lugar pasase de ruinoso a habitable.

Dicen que la alegría es efímera en casa del pobre... y esta mujer lo padeció de manera literal. Apenas unos meses después de culminar las reformas más urgentes, May conoció los planes de las administraciones locales . La renovación de las carreteras del pueblo afectaría directamente a su hogar, que sería expropiado y derribado. De nada valió que la mujer recurriese a los tribunales, que batallase y defendiese lo suyo durante años. La decisión estaba tomada y era irrevocable; y las obras para ejecutarla comenzarían en 1969.

Muchos habrían arrojado la toalla. Sin duda alguna lo habría hecho casi cualquiera que tuviese cerca de 60 años y estuviese solo, como lo estaba May en la época. Pero ella persistió. Cuando los operarios se presentaron en su propiedad no podían dar crédito a la escena que tenían ante sus ojos. La mujer estaba desmontando el edificio, tabla a tabla y ladrillo a ladrillo , numerando cada pieza del material. No aceptaría que derribasen su casa: estaba dispuesta a trasladarla poco a poco a otro lugar, allí donde le permitiesen mantener su sueño en pie.

Tan impactante fue la imagen para los obreros que no pudieron hacer otra cosa que echarle una mano. May pasó más de dos décadas transportando su casa hasta un terreno en Norfolk, a más de 140 kilómetros de distancia. Durante el proceso vivió en condiciones terribles, sufriendo frío y miseria. Pero no se rindió. May murió en 1992, cuando el edificio estaba casi completo. Para entonces ya había reconocido su esfuerzo hasta la mismísima reina de Inglaterra . Su admirable legado continúa vivo gracias a su sobrina, que convirtió la construcción en un hostal.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación