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Chicharito, eufórico tras anotar el gol - efe
Real Madrid

Chicharito, el inesperado héroe del madridismo

Enorme partido del méxicano, el mejor del Madrid. Tras su agónico gol, exhausto, se marchó coreado por el Bernabéu y acabó entre lágrimas

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Chicharito, en el baúl de los recuerdos durante toda la temporada, sabía que estaba ante la oportunidad de su vida y salió a comerse el campo, y el mundo. Fue el mejor del Madrid. El mexicano jugó un partido tan inteligente como voraz. Se acostó a derecha e izquierda provocando la confusión en Godín y Miranda. Generó muchas acciones de peligro y dispuso de dos grandes ocasiones antes del éxtasis del gol.

La primera, al inicio de la segunda mitad, tras una mágica asistencia de Isco. Solo ante Oblak, disparó de primeras con la zurda, pero golpeó el balón algo mordido y el esférico se marchó por encima del esloveno antes de sobrepasar la línea de fondo. La segunda gran oportunidad sería aún más clara.

En esta ocasión fue James el pasador, y notable el chut de mexicano con su diestra al palo largo, pero como ya ocurriera en la ida el guardameta rojiblanco se hizo grande con una excepcional parada al más puro estilo portero de balonmano.

Pero Chicharito es uno de esos actores secundarios que el fútbol necesita como el comer. Hasta ayer, solo había disputado 798 minutos con la elástica merengue. Sabían a muy poco. Por fin, entre muchas horas de silencio y trabajo invisible, le llegó su momento de gloria, ganado a pulso. En el minuto 87, y con la prórroga derribando la puerta, una gran combinación entre James y Cristiano la culminó el mexicano empujando el balón a la red y metiendo al Real Madrid entre los cuatro mejores equipos de Europa por quinta temporada consecutiva. Sus lágrimas estaban más que justificadas

¿Se repetirá la historia?

Karembeu y Anelka, dos franceses díscolos, llegaron al Madrid con la etiqueta de artículo de lujo, pero se quedaron en un mero producto de saldo. Eso sí, ambos se fueron con la cabeza muy alta. La Séptima y la Octava siempre llevarán su sello. Al César lo que es del César.

Barça y Madrid se pelearon durante un año por Christian Karembeu. Tres temporadas estuvo de blanco. Todas muy discretas. Eso sí, en los cuartos de final (ante el Leverkusen) y en las semifinales (contra el Dortmund) de la Séptima anotó tres goles decisivos que llevaron al Madrid a la final. Dos de ellos con la puntera. Al más puro estilo fútbol sala. El galo (no solo Mijatovic) le «devolvió» al Madrid la Copa de Europa 32 años después.

Nicolas Anelka superó lo de su compatriota. El atacante galo llegó del Arsenal en el verano de 1999, por 33 millones de euros, pero sólo estuvo esa temporada en el Madrid y media se la pasó apartado del equipo por rebeldía. Una mañana se levantó y dijo que no iba a entrenar más. Varias semanas después recapacitó, pidió perdón al club y a los compañeros, y Del Bosque lo recuperó para la causa. Llegó justo para el día D, a la hora H: para eliminar a un gran Bayern de Múnich en las semifinales de la Octava con un gol en la ida y otro en la vuelta. La Octava está firmada con su pluma.

Quién sabe si la historia se repetirá con Chicharito, pero su gol in extremis para meter al Real madrid en semifinales quizás sea una señal. Y las corazonadas hay que perseguirlas. No es bueno darle la espalda al destino. Sólo el tiempo dirá si el agónico tanto del mexicano, un 22 de abril de 2015, fue sólo una estrella fugaz o la luz que iluminó el camino del Real Madrid hasta la Undécima. De momento, su nombre ya se corea a todo trapo en el Santiago Bernabéu. Que no es poco.

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