Aunque parezca mentira, este madrileño con alma mexicana, o cuate con 'corteza' castiza, no había pisado nunca la alfombra roja, o verde, o del color que toque, de los Goya. Pero no creemos que, a estas alturas, nadie acuse de novato a Giménez Cacho la noche del 17 (igual que nadie llamaría 'rookie' al uso a Prigioni en los Knicks, hablando del fin de semana de las estrellas a uno y otro confín). Si alguien se atreviese, Daniel podría enseñarle, por ejemplo, los cuatro premios Ariel como cuatro soles que le aúpan a la planta noble de los actores en habla castellana.
Forjado en culebrones mexicanos del calibre de 'Teresa' (1989) -donde, por cierto, compartió plano con Salma Hayek, representante azteca en los Goya de 2012-, el primer 'must' de la carrera de Giménez Cacho llegó hace 20 años con ese mecanismo de relojería tenebrosa forjado por Guillermo del Toro que fue 'Cronos'. Un par de temporadas más tarde debuta en el cine español por la puerta grande con 'Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto', de Díaz Yanes y, tras encadenar dos Ripstein de pedigrí en su patria chica ('Profundo carmesí' y 'El coronel no tiene quien le escriba'), en 1999 emprende el camino de vuelta a la piel de toro con una serie de golpes encadenados que ni Julio César Chávez en sus mejores años: 'Celos' (donde portaba cuernos con mayor dignidad que haciendo de diablillo en 'No somos nadie'), 'Sin vergüenza', 'Aro Tolbukhin', 'La mala educación' (ni el alzacuellos se le resistía), 'Las vidas de Celia'...
Y, después otro trecho de ausencia en nuestras pantallas, donde llegó a tutear a Mel Gibson en ese tabasco-western que es 'Vacaciones en el infierno' (o 'Get the gringo', que suena mejor), vuelve al ruedo ibérico con 'Blancanieves', donde cuaja una de sus mejores faenas en la piel de un ogro postrado y con corazón de león pero garras limadas. Ni siquiera Javier Bardem en 'Carne trémula' se daba tan buena maña con la silla de ruedas, y no digamos Adrien Brody con el traje de luces... Eso sí, lo va a tener complicado para arrebatarle el Goya a otro 'ilustre debutante' como José Sacristán. Hay que respetar la antigüedad y las canas...
