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El semillero del cine en streaming

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El semillero del cine en streaming

Con la ley Sinde como telón de fondo, los negocios para consumir cine online se han multiplicado en España, y otros han visto cómo asientan su modelo

10.02.12 - 14:17 -
El semillero del cine en streaming
Los negocios para consumir cine online se han multiplicado en España. /Archivo
Puestos a colgarle nombres al año (ejercicio practicado por críticos y menos críticos) no estaría desencaminado pensar en 2011 como El año de la guerra de internet, o lo que es lo mismo, el año en que los intereses empresariales, la legislación y la libertad reivindicada por los usuarios colisionaron como autos de choque en llamas.
2011 empezó marcado por la división social provocada por una ley que unos pedían a gritos (gran parte del sector del cine) y que otros consideran todavía hoy peligrosa e inútil (asociaciones de usuarios, Anonymous y más). Continuó con el presidente de la Academia de cine, Álex de la Iglesia, posicionado contra la ley fomentada por su colega, la también cineasta y entonces ministra de Cultura Ángeles González-Sinde. La llamada ley Sinde quedaría aprobada en marzo, pero de poco serviría, dado que el año se cerró con las partes aún en guerra feroz, y la reglamentación (necesaria para que la ley se aplique) aún pendiente de ser aprobada en el parlamento.
Entre tanto, Filmin el portal español de cine en streaming (de visionado online y de pago), especializado en cine independiente, crecía un 80% en facturación y un 120% en visitas. Un dato relativo dada la medida ínfima del mercado de cine de pago por la red en España, pero no tanto cuando se pasa del erial a un movimiento de fichas trascendental tanto para el reparto del queso de internet, como para los derechos de los usuarios.
En efecto, de forma aun tímida, pero sustancial, 2011 fue también el año en que el streaming de cine empezó a poner sus raíces en España. Además del buen dato de Filmin (que ya en 2012 multiplicó por cinco sus ventas en el fin de semana siguiente a la caída de Megaupload), aterrizó en España la plataforma sueca Voddler, que a diferencia de Filmin ofrece el visionado de películas gratuitamente, ya que se financia mediante publicidad. Las nacionales Youzee y Wuaki también lanzaron su versión beta, mientras Filmotech, fomentada por la gestora de derechos de los productores Egeda, continuó mostrando su pereza a la hora de ofrecer una respuesta atractiva más allá de la crítica a la piratería. Sin embargo, Netflix, el gigante (¿con pies de barro?) americano del cine online canceló su anunciada entrada a nuestro país. El mapa empezó a configurarse bajo el auspicio de una nueva legislación promovida por el lobby de Hollywood en España, y reclamada también por gran parte de la industria nacional.
Todo un prólogo de lo que puede suceder en 2012, cuando se clarifique hasta dónde va a llegar la ley SOPA de EEUU, que pretende también regular el comercio de cultura online, y cuando se resuelva en España una situación de tensión social, que ha tenido como último episodio las amenazas de Anonymous a personalidades del mundo del cine. Las cartas están sobre la mesa y a falta de los trámites legislativos, el futuro del consumo de cultura por internet se está fijando en estos mismos momentos, quizás a espaldas de los usuarios.
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