Risto Mejide: «Me siento un impostor y me encanta»

El publicista y jurado vuelve a Cuatro con «Chester in love»

Madrid Actualizado: Guardar
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«Cuando una pareja es infiel y luego vuelve, la reconciliación es la bomba. Pues esto es lo que nos ha ocurrido con Risto Mejide. “Chester in Love” (hoy, 21.25) es nuestra reconciliación», reconoce Óscar Cornejo, productor ejecutivo del programa que supone la vuelta del jurado y publicista a Cuatro tras un breve paso por Atresmedia sobre el que evita hablar. «Cuando superas una infidelidad necesitas un tiempo para poder narrarla, yo necesito ese tiempo», afirma, zafándose de la pregunta.

Risto Mejide no ha cambiado demasiado. Sigue siendo ese presentador de «espíritu inconformista y en ocasiones felizmente odiado», afirman desde la cadena. Pero su programa sí lo ha hecho. «Chester in Love» tratará, en cada una de sus seis entregas, un solo tema: el amor, la muerte, Dios… Para hablar de ellos, Mejide sentará en su sillón a tres invitados (Belén Esteban, Nacho Vidal, Cristina Cifuentes, Mónica Cruz, Esperanza Aguirre, Gabriel Rufián, Raúl Arévalo o el Padre Ángel, entre otros) y a algunos colaboradores especiales o «agitadores» que darán un giro a la conversación.

Además, se grabará en un gran plató con público.

«La entrevista que más me ha sorprendido es la de Rufián, y estoy muy orgulloso de la de Belén Esteban, porque muestra una imagen de ella que no te esperas», reconoce Mejide, que no cree que imponga a nadie pese a la fama que se ganó como jurado de «OT». «No tengo tanta entidad como para que me teman. El respeto es al Chester, un formato en el que la gente sabe que se le va a escuchar. En las temporadas que he hecho en Cuatro y Antena 3 he hablado con más de 150 personas y ninguno se ha quejado. Siempre hemos sido fieles, para bien o para mal, a lo que ha ocurrido», confiesa. Su mayor temor son las consecuencias que puedan tener algunas conversaciones para sus invitados. «Yo me siento como un impostor, no es una pose y me encanta. Me veo como un intruso en la tele, donde cada día puede ser el último», concluye.

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