First Dates

La áspera cita de dos comensales: «Me dan ganas de cogerle de los pelos»

Javier y Laura empezaron mal la cita y toda la cena fue una sucesión de puñaladas

Laura y Javier fueron a First Dates a encontrar el amor pero encontraron todo lo contrario CUATRO

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La semana arranca en First Dates , el espacio de citas que dirige Carlos Sobera en Cuatro y que no da a basta a recibir solteros. Los números hablan por sí solos, y el dating show supera ya holgadamente los 600 programas , y no hay señales que indiquen que vaya a agotarse pronto. Oleadas de solitarios que llaman a sus puertas buscando tener una oportunidad en el amor , y el público parece no cansarse nunca del espacio, como demuestran los excelentes datos de audiencia de First Dates .

La apertura de la noche quedó en manos de Antonio e Iván , una pareja de homosexuales de 25 y 18 años que tuvieron una buena sintonía desde el comienzo pese a su diferencia de edad. La conversación entre los dos fue animada y no dejaron ningún tema sin tocar , ni siquiera los más íntimos. Pero fue precisamente en este punto cuando las cosas empezaron a empeorar porque a Iván no le gustó el carácter reservado de Antonio respecto al sexo. Aunque este último quiso darle una segunda oportunidad a su joven pareja, Iván aseguró que necesitaba «algo con más chispa, que me llene más, pero que sepas que tienes un amigo en Barcelona ».

La noche de este lunes en First Dates fue de perfil más bien joven, con parejas entre la veintena recién estrenada y los últimos años de la treintena. Javier y Laura fueron una de la pareja más veterana de la noche. Él es un sevillano de 38 años, joyero, relojero y diseñador que dijo estar cansado de «rollos y aventuras de una noche, porque me hacen daño y ya estoy llena de cicatrices ». Ella, Laura, también sevillana de 33 años, exmilitar y cocinera que llegó a First Dates en busca de un hombre cariñoso.

La cita no empezó con buen pie , pues cuando Sobera les preguntó por cuál había sido su primera impresión, lo único que comentó Laura fue que Javier era joyero y, por tanto, podría hacerle buenos regalos. Esto no le gustó nada al sevillano, que dijo ante las cámaras que su pareja le había parecido « materialista e interesada , porque solo pensó en el regalo que pudiera hacerle». Mala forma de empezar una cita en la que se pretende encontrar el amor.

El propio Carlos Sobera ya dijo al poco de que empezase su cita que no veía «mucha química entre ellos», aunque llamó a los espectadores a dejarse sorprender. Pero la obsesión de Laura era bastante evidente, y al poco de sentarse a cenar volvió sobre el tema de las joyas, aunque esta segunda vez Javier tenía preparada una respuesta con puñalada incluida: « El de joyero es un trabajo difícil , no vale cualquiera, como para camarero...». Como era de esperar, a Laura, que había trabajado como camarera, no le hicieron mucha gracia los comentarios del sevilano y confesó que «me han entrado ganas de cogerle de los pelos, no vale cualquiera».

La cita continuó en este tono áspero, incómodo , y con continuas pullas de uno al otro. Cualquier tema era bueno para intentar quedar por encima del otro o para criticarle: las aficiones, el deporte, la ropa, los libros que lee... Difícil enamorarse en esas circusntancias. Cuando aún no habían llegado al segundo plato ya estaban pidiendo el tiempo , rogando que la cita se acabase cuanto antes, con el resultado que ya se veía venir.

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