Segunda parte

Carmina descubre que su hijo Fran desea convertirse en una figura del toreo, decisión que cuenta con el apoyo incondicional de su abuelo. A pesar del temor y respeto que le infunde el mundo de los ruedos, Carmina concede su autorización para que su primogénito pueda forjarse una carrera profesional como diestro.

En el ámbito personal, su asistencia a múltiples fiestas en Marrakech provoca un distanciamiento con Julián Contreras, su segundo marido, situación que culmina en 1994 con la ruptura matrimonial de la pareja. Fiel a sus raíces y estilo de vida, Carmina acude al Rocío, donde conoce a Ernesto Neyra. Profundamente enamorada, contrae matrimonio en 1997 con el atractivo bailarín sevillano, relación que concluye dos años después. Tras separarse de él, Carmina se enfrenta a uno de los momentos más duros de su vida: denunciar públicamente que ha sufrido maltratos.

Sus miedos e inseguridades se acentúan en el último periodo de su vida, donde ingresa en varias ocasiones en una clínica de rehabilitación. A pesar de sus intentos por recuperar las riendas de su vida, Carmina regresa a Madrid, donde fallece repentinamente en su domicilio en julio de 2004.