Ocho en fuga

Henry Dimsdale es un honrado empleado de banca viudo y con siete hijos a su cargo. Una noche, encuentra casualmente un sobre con una gran cantidad de dinero y no sabe si quedárselo o intentar encontrar al propietario.

Todo hacía presagiar que juntar a dos estrellas de la comedia como el celebérrimo Bob Hope y Jonathan Winters ("El mundo está loco, loco, loco") era casi sinónimo de grabar un clásico de la comedia. Eso debió pensar George Marshall, un director que ya había acariciado el éxito con películas humorísticas como "El castillo maldito" (1940), "El rey del Oeste" (1950) o "Vaya, me equivoqué de número" (1966), todas ellas con Hope como cabeza de cartel. En esta ocasión, la cinta fue víctima de sus propias expectativas y se creyó que solo con un reparto de lujo, las risas del público estaban servidas. Y más si se le añadía al dúo cómico a Phyllus Diller, una monologuista pionera del 'stand-up comedy' femenino.

El resultado fue este descuidado y simplón filme que, a pesar de no acontentar a la crítica, consiguió un éxito de público considerable.